La Primavera Negra Bautista de 1965

Este mes de marzo fui uno de los 750 delegados que participó en la 105 Asamblea Anual de la Convención Bautista de Cuba Occidental a la que las dos iglesias bautistas en las que trabajo en Cuba se encuentran afiliadas. En general puedo resumir desde mi punto de vista que fue una buena asamblea y aplaudo la reelección de mis colegas pastores, Juan Carlos Rojas como su presidente, y Dariel Llanez como vicepresidente. Considero que el tiempo durante el cual ellos han estado presidiendo a estupendo para el crecimiento de la Obra, y en lo personal agradezco mucho  sus oraciones.

El momento más emotivo para mí fue en la mañana del viernes 13 de marzo cuando antes de su oportuna predicación, el hermano Alberto González dirigió un homenaje dedicado a nuestros hermanos pastores condenados a largas penas de prisión en abril de 1965. Hace unos días recordamos la Primavera Negra de 2003 cuando 75 periodistas independientes y opositores políticos fueron encarcelados. Los bautistas cubanos también tuvimos nuestra Primavera Negra en abril de 1965 aunque la historia no hable tanto de ella.

El pastor e historiados Marcos Antonio Ramos ha relatado estos sucesos en sus escritos: ¨Antes de 1965 los bautistas habían protestado por confiscaciones de iglesias en Buenavista, Taguayabón y Vueltas y las misioneras norteamericanas Ruby Miller y Lucille Kerrigan, que se habían negado a abandonar el país, fueron expulsadas en 1963. De los bautistas extranjeros, sólo permanecieron en Cuba el doctor Herbert Caudill, representante en el país de la Junta de Misiones Domésticas (nacionales) de los bautistas del Sur de Estados Unidos, su esposa, y su yerno David Fite, profesor de Griego en el Seminario Bautista en La Habana y su esposa. En 1965 se radicó una causa contra 48 pastores y algunos laicos, acusados de diversionismo ideológico, actividades contrarrevolucionarias, vínculos con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y sobre todo de tráfico de divisas. La acusación más importante parece haber sido la de utilizar fondos denominacionales para cambio de moneda americana por cubana, contraviniendo disposiciones vigentes. Algunos de los detenidos, al ser juzgados, fueron condenados a largas condenas de prisión, lo cual obligó a la obra bautista de la parte occidental de Cuba a reorganizarse ante la falta de clero. El doctor Caudill perdió la vista en prisión y logró finalmente abandonar el país acompañado por Fite. Nunca antes en la historia de Cuba se había puesto en prisión por períodos tan prologados a tantos clérigos.¨ (http://www.cubancenter.org/uploads/40years10.html).

A sus 50 años el homenaje que rendimos en la 105 Asamblea Anual a nuestros hermanos en tribulación en 1965 era una obligación. El mayor homenaje que podemos rendir a ellos y a todos los que ahora mismo sufren en algún oscuro rincón de este mundo, como nuestros mártires en el Estado Islámico, es cumplir con nuestro deber cada minuto, hasta que Dios nos llame. Como una contribución les dejo con la filmación que rendimos en La Habana tomada de mi propio móvil: http://youtu.be/iNUf8JoJiXw

NUESTRA CUOTA DE REPRESIÓN POR LA VISITA DE BENEDICTO XVI

La 103 Asamblea Anual de la Asociación Convención Bautista de Cuba Occidental, a la cual pertenezco, concluía el sábado 24 a las 6 de la tarde. Era el motivo por el cual mi esposa Yoaxis y yo nos encontrábamos en La Habana desde el lunes anterior, 19 de marzo, separados de nuestras dos niñas, y de las iglesias en las que trabajamos en el centro de la isla. Sin embargo las noticias que llegaban desde allá no eran muy halagüeñas como para que regresásemos.

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OTRO PAPA, OTRA CUBA, Y OTRA IGLESIA

El escenario es otro. El visitante también.

Cuando el Papa polaco, Juan Pablo II, Karol Wojtyla, visitó Cuba en 1998 encontró a Monseñor Pedro Claro Meurice Estíu como arzobispo en Santiago de Cuba, y en él, la voz cubana que más alto se alzó entre quienes tuvieron tal posibilidad. El Papa del »Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba», fue saludado al menos por »el león de Oriente» con la descripción más real de Cuba que se pudo hacer: la de un pueblo que »necesita aprender a desmitificar los falsos mesianismos», la de »un número creciente de cubanos que han confundido la patria con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas décadas, y la cultura con una ideología», la que »vive aquí y vive en la diáspora», la del cubano que »sufre, vive y espera aquí y también sufre, vive y espera allá afuera».

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