En la espera mostramos nuestra constancia (Romanos 8:25b)
Un sms reciente de Bernardo, hermano fiel en la Iglesia, con algunas preguntas escatológicas fue utilizado por Dios para provocarme a predicar una serie de sermones en los que expongo pasajes de la Biblia que abordan estos temas. Comparto a continuación los bosquejos de los sermones más recientes donde abordo pasajes de las dos cartas del apóstol Pablo a los tesalonicenses, y del Apocalipsis. En ellos, y de manera muy simple, intento transmitir mi visión escatológica, muy distante de sensacionalismos y catastrofismos producidos por hermenéuticas torcidas que la mayoría de las veces lo único que consiguen es alejamiento de parte del pueblo de Dios de textos que prefieren no abordar o que abordan con temor y prejuicio; perdiendo de esta manera la bendición de disfrutar de Palabra de Dios revelada para transmitir ánimo.
La palabra que más asocio y disfruto cuando abordo los pasajes apocalípticos es ESPERANZA. Coincido con maestros como Juan Stam en que temas no fundamentales se han robado el protagonismo de la escatología. Cuando estudio textos como los que he compartido en los sermones de los últimos domingos lo que más se alimenta en mí es precisamente la expectativa por ¨un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia¨ (2 Pedro 3:13); así mientras mucho solo esperan el fin, yo aguardo por el comienzo. Tristezas tengo, es imposible no tenerlas en el presente orden de cosas, pero no son como las de quienes no tienen esperanza (1 Tesalonicenses 4:13), gimo a una con la Creación, pero mis dolores no son de muerte, sino de vida, como los dolores de parto (Romanos 8:22-25).
De esta manera, lejos de tratarse de temas abstractos, divorciados de la realidad o de alguna posible aplicación práctica, concibo y comparto que la escatología es una fuente para vivir mejor en el aquí y en el ahora; para transformar la realidad que nos rodea mientras disfrutamos de las bendiciones que YA se encuentran disponibles a nosotros pero aguardamos lo que TODAVÍA NO es posible. … porque las tinieblas van pasando y la luz verdadera ya alumbra (1 Juan 2.8b).