En la época del Covid19 hay detalles que debemos tener muy presentes, desde normas muy simples – pero que pueden hacer la diferencia entre la vida y la muerte – como lavarnos las manos, por ejemplo, normas sanitarias que Dios nos aconseja desde las leyes sanitarias de Levítico. Pero más allá de verdades físicas este mensaje invita a meditar en algunas verdades espirituales que vale la pena tener también muy presentes en la época del Covid19 para quienes han depositado su fe y aceptado a Jesús como su Señor y Salvador:
- QUE TENEMOS VIDA ETERNA: “les he escrito estas cosas a ustedes, que creen en el nombre del Hijo de Dios, para QUE SEPAN que tienen VIDA ETERNA” (1 Juan 5:13, NTV). Saber esto nos permite creer verdades como estas que declara Pablo en su carta a los romanos: “Pues no vivimos para nosotros mismos ni morimos para nosotros mismos. Si vivimos, es para honrar al Señor, y si morimos, es para honrar al Señor. Entonces, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos al Señor. Cristo murió y resucitó con este propósito: ser Señor de los vivos y de los muertos.” (Romanos 14:7-8, NTV).
- QUE EL NOS OYE: “Y estamos seguros de que él nos oye cada vez que le pedimos algo que le agrada; y como sabemos que él nos oye cuando le hacemos nuestras peticiones, también sabemos que nos dará lo que le pedimos.” (1 Juan 5:14-15, NTV) lo cual nos permite comprender mejor palabras del propio Jesús como estas: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. “(Mateo 7:7-8, RVR60).
- QUE TODO EL QUE HA NACIDO DE DIOS PRACTICA EL BIEN Y LA JUSTICIA: (tan necesarios en los tiempos del coronavirus): “Si alguno de ustedes ve que otro creyente [En griego un hermano.] comete un pecado que no lleva a la muerte, debe orar por él, y Dios le dará vida a esa persona. Pero hay un pecado que lleva a la muerte, y no digo que se ore por quienes lo cometen. Todas las malas acciones son pecado, pero no todos los pecados llevan a la muerte. Sabemos que los hijos de Dios no se caracterizan por practicar el pecado, porque el Hijo de Dios los mantiene protegidos, y el maligno no puede tocarlos.” (1 Juan 5:16-18, NTV) O sea, es cierto que nos es imposible escapar de nuestra humana naturaleza, y que nos equivocamos y pecamos. Pero los hijos de Dios no nos caracterizamos por eso, sino por lo contrario, y es por eso precisamente que nuestra presencia acá en la tierra se hace tan importante aun en medio de las circunstancias del Covid19, o precisamente por ello. El propio Juan abunda más sobre esto más al inicio de su carta: “Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad; pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios mentiroso y demostramos que no hay lugar para su palabra en nuestro corazón. Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo. Él mismo es el sacrificio que pagó (En griego Él es la propiciación.) por nuestros pecados, y no solo los nuestros sino también los de todo el mundo. Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si obedecemos sus mandamientos. Si alguien afirma: «Yo conozco a Dios», pero no obedece los mandamientos de Dios, es un mentiroso y no vive en la verdad; pero los que obedecen la palabra de Dios demuestran verdaderamente cuánto lo aman. Así es como sabemos que vivimos en él. Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió” (1 Juan 1:8 – 2:6, NTV).
- QUE SOMOS DE DIOS: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.” (1 Juan 5:19, RVR60) y este verso podría resumir la totalidad del panorama presente, respecto a nosotros mismos, y respecto a las circunstancias que nos rodean, y tan cierto es lo uno como lo otro: y hasta podríamos parafrasearlo en que, así como el mundo entero ahora mismo está bajo el maligno Covid19, SOMOS HIJOS DE DIOS, y esta verdad no la podrá cambiar ni las tribulaciones que rodean al Cvid19, ni ninguna otra. Cuando se tiene la certeza de esto, palabras como estas de Jesús adquieren la total dimensión de su significado: “Así que no tengan miedo de aquellos que los amenazan [aunque fuere un enemigo invisible, pero que puede llegar a ser tan contagioso o letal como el Covid19]; pues llegará el tiempo en que todo lo que está encubierto será revelado y todo lo secreto se dará a conocer a todos. Lo que ahora les digo en la oscuridad grítenlo por todas partes cuando llegue el amanecer. Lo que les susurro al oído grítenlo desde las azoteas, para que todos lo escuchen. No teman a los que quieren matarles el cuerpo; no pueden tocar el alma. Teman solo a Dios, quien puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno. ¿Cuánto cuestan dos gorriones: una moneda de cobre? Sin embargo, ni un solo gorrión puede caer a tierra sin que el Padre lo sepa. En cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado. Así que no tengan miedo; para Dios ustedes son más valiosos que toda una bandada de gorriones” (Mateo 10:26-31, NTV).
- QUE EL HIJO DE DIOS HA VENIDO Y QUE NOS HA DADO ENTENDIMIENTO: Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento, para que podamos conocer al Dios verdadero. Y ahora vivimos en comunión con el Dios verdadero porque vivimos en comunión con su Hijo, Jesucristo. Él es el único Dios verdadero y él es la vida eterna.” (1 Juan 5:20, NTV) Y este entendimiento nos permite SABER y CONOCER estas verdades, tan esenciales como el “simple” lavado de las manos, para mantenernos a salvo de pandemias o de efectos tan o más dañinos que el Covid19.
CONCLUSION: la primera carta de Juan concluye con una clara advertencia: “Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.” (1 Juan 5:21, RVR60) que no tiene mejor explicación que esta: “Queridos hijos, aléjense de todo lo que pueda ocupar el lugar de Dios en el corazón” (1 Juan 5:21, NTV); y en los tiempos del Covid19 muchas son las propuestas que provienen fundamentalmente de los mercaderes del caos que aprovechando la crudeza de las circunstancias pretenden, si les damos cabida, “ocupar el lugar de Dios en nuestros corazones”. Pero en cuanto a Él, ojala que considerando estos principios básicos que como el lavado de las aguas SABEMOS, y deberíamos tener muy en cuenta en los tiempos del Covid19, como los tuvo Pablo también, incluso estando en espera de una sentencia de muerte: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, PORQUE YO SE A QUIEN HE CREIDO, Y ESTOY SEGURO que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12, RVR60).
(acerca de lo anterior tuve la oportunidad de predicar mi sermón dominical a través de Zoom a mi iglesia el 3 de mayo de 2020: https://youtu.be/hbWeZxQXjXo )