Estar el 4 de junio en Polonia, justo cuando allí celebraban el veinticuatro aniversario de aquellas primeras elecciones parcialmente libres, resultado inmediato de la mesa redonda que devolvió la vida a esa histórica tierra, no fue para mí casualidad. Tampoco lo fue la visita a los campos de concentración en Auschwitz el 14 de junio, justo cuando se recordaba con dolor el día de apertura de ese sitio de horror.
Prácticamente el 4 de junio se abría mi visita a ese país centroeuropeo, el 14 de junio se cerraba. Cuando sopeso cada minuto del que espero haya sido mi primer, pero no último viaje a Polonia, no puedo sino concluir que por encima de todo esta fue una experiencia mística que Dios me tenía preparada en el camino. Ahora que al parecer comienzo a despertar del letargo que me dejó un viaje tan corto como intenso, incitado tal vez por el encuentro al que nos invitó la amiga Yoani Sánchez el pasado viernes 28 a las 7pm para debatir sobre #ViajaryVolver, regalaré en mi blog pequeñas reflexiones de esta impronta.