La Aduana de Cuba admite que junto a otros documentos, entre los que se incluia literatura religiosa, me confiscan la Declaración Universal de DD.HH., y peor aun, ratifican tal decisión y declaran sin lugar mi reclamo… Para quienes piensan que disparates como este no siguen cometiendose en Cuba, por si fuera poca la violación constante de cada uno de los treinta articulos universales, el documento habla por si mismo, les invito a leerlo: