por Mario Félix Lleonart @maritovoz
Fue bien forzoso el aterrizaje, como suponía. Ocurrió a mediodía del sábado 25 de enero, veinte días después del vuelo 8895 de la línea aérea Sun Country que me depositó en Santa Clara. Unas esposas policiales apretadas al máximo inmovilizando mis manos a la espalda en presencia de mis niñas (de 13 y 5 años) que lloraban mientras contemplaban como se llevaban a su padre fueron el momento definitivo cuando mi espíritu que todavía deambulaba por Norteamérica regresó a Cuba. No en balde esa frase que entre tantas otras suspiramos los cubanos: ¨ ¡Despierta, que estás en Cuba!¨
Dios nos prepara para todo y echa mano hasta de los más pequeños recursos espirituales. La noche antes compartía con mis niñas video clips de canciones infantiles cristianas interpretadas por Manuel Bonilla, entre ellas hubo una titulada ¨Cerca de Dios¨, que anticipó en dibujos animados la escena que mis niñas vivirían al día siguiente y que si no hubiese sido documentada serviría muy bien para ilustrar la historia. Fue mi niña de 5 años quien me hizo descubrir la escena de la canción esa noche cuando me trajeron de regreso a casa tras recibir trato de delincuente común. Ella vio reflejada la corta escena de la canción en la inolvidable escena que le impusieron esa tarde, Dios la había preparado.
Contraproducentemente esta escena se produjo porque los líderes políticos de Latinoamérica y el Caribe se reunirían en La Habana para declarar nuestra región como ¨zona de paz¨. Nuestra historia no fue excepcional. No fui el único considerado ¨peligroso¨ para la celebración de la II Cumbre de la Celac. A la vista del mundo cientos de personas a lo largo y ancho de la isla otra vez fuimos vejados con la violación de nuestros más elementales derechos. A pesar de los ¨criterios¨ que la ¨profesora¨ de geografía política ahora en vano intenta imponer a nuestra hija de 13 años el episodio vivido resulta más elocuente para ella.
¿De qué paz se nos habla entonces? ¿la de los sepulcros? ¿de la ¨pax romana¨? Hasta para las mentes infantiles de mis hijas va resultando evidente. Ojalá que para los líderes políticos de Latinoamérica y el Caribe también fuera tan simple. Entre tanto el Expresidente Pro Témpore de la Celac, responsable de la violación de los derechos del pueblo cubano por más de cincuenta años, continúa formando parte de la troika ampliada de dicho mecanismo regional, como si su sola membresía no fuese ya en sí misma una vergüenza para una Celac que podría tener otras potencialidades, como las que soñaron nuestros próceres, pero que lamentablemente, como va demostrándonos su corta historia, ha nacido torcida, con serias fallas de origen.