Seis años después de escribir mi primer post ¨Aquí está Cubano Confesante¨ puedo escribir el post ¨Continúa Cubano Confesante¨. Este octubre wordpress me ha permitido seis años ininterrumpidos de echar mis post del alma, parafraseando un verso de nuestro Martí; o de exorcizar tantos demonios, tomando nuevamente prestadas palabras de mi admirada Yoani Sánchez, una de las inspiradoras de este blog. Agradezco a Dios que me permite iniciar el año número siete, un número de importante significado en términos bíblicos y apocalípticos. Los pasados seis años fueron demasiado intensos. Este séptimo año en el que ya estoy inmerso son de jubileo, supongo.
Aprovecho para agradecer también a un admirado conferencista y escritor cristiano norteamericano quien por aquellos aciagos días de 2010 se dispuso para abrirme el blog ya que en aquel momento el acceso que yo podía tener a internet era casi nulo, mucho menos soñaba con poner un pie fuera de esa burbuja que lamentablemente todavía sigue siendo Cuba. Por aquella época mi acceso se reducía a enviar furtivamente correos preescritos a este amigo con los post y alguna foto acompañante a una cuenta que él abrió estrictamente para eso, y desde la cual me escribía utilizando el seudónimo de Karl Barth mientras yo tenía el atrevimiento de firmar como Bonhoeffer, sin duda teólogos también inspiradores del blog. Si no revelo todavía el nombre del amigo es porque todavía de momento no cuento con permiso para ello.
Estos días de aniversario me permitieron un paseo por seis años de continuo bloguear reuniendo una compilación que otros amigos, surgidos en estos años como otras de las numerosas consecuencias del blog mismo, van a editarme para un libro que será uno de los productos de tiempos tan intensos. Volver a recorrer post tras post me permitió repasar jornadas y jornadas irrepetibles. Este séptimo año de jubileo viene a ser una pausa para proseguir la lucha, espero, en tiempos que me demandarán mucho más de lo que me exigieron los pasados seis años. Ojalá que pueda permitirle a Dios que siga haciendo lo que Él quiera conmigo, a pesar de mí mismo. Solo así seguirá valiendo la pena un cubano confesante.