Es necesario tener presente que la lucha ideológica contra las iglesias no ha terminado, pues no hay evidencias de modificaciones en la concepción filosófica del país que lo corrobore, solo que ahora se presenta con nuevas modalidades mas difíciles de superar. (Documento La justicia engrandece a la nación. 1ra. Iglesia Bautista La Trinidad de Santa Clara. 8 de mayo de 1999. Refrendado por su Pastor Homero Quintin Carbonell González.)
Si bien me chocó la reciente declaración del dominico brasileño Frei Betto de que la Revolución cubana es una obra evangélica debo admitir que más escandalizado quedé al leer la hoja impresa que alguien, tan alarmado como yo, extendía ante mis ojos con toda intención. Era una impresión del reporte de Stan Jeter, productor de la CBN News, bajo el título Pope’s Visit Dawn of a New Era in Cuba? del pasado1 de febrero (www.assistnews.net/Stories/2012/s12010159.htm) que hacía eco a palabras de evangélicos cubanos. No creo que el problema esté en Stan Jeter, sino en las fuentes que seleccionó para referirse a la realidad del cristianismo cubano, Cualquiera que dé credito a estas declaraciones llegará a la conclusión, como Frei Betto, de que Cuba se ha convertido en la Meca del evangelio, un reservorio natural del Reinado Milenial de Jesucristo. Según las fuentes citadas por Jeter las autoridades cubanas se están entendiendo con el evangelio para beneficio de toda la familia cubana y de toda la nación. Según dichas fuentes las autoridades están abriendo las puertas para que los cristianos expresen su fe en Jesús publicamente.
El reporte indaga respecto a la realidad del vivir la fe en Cuba a propósito de la inminente visita del Papa Benedicto XVI. Los referentes que se están teniendo en cuenta como hitos antes de esta próxima visita suelen ser siempre por lo menos dos: el cambio constitucional en 1992, cuando el Estado Cubano al menos oficialmente dejó de ser ateo y se declaró laico; y la visita del otro Papa, Juan Pablo II, en 1998. Lo que ocurre hoy en materia de religión en Cuba supuestamente es consecuencia de aquel viraje constitucional de 1992 y de los resultados de la anterior visita papal. En el tomar exclusivamente tales referentes, obviando el languidecer de esta isla en todas las áreas, se encuentra precisamente el problema de abordar el asunto llegando necesariamente a conclusiones engañosas. El golpe de timón del ’92 no fue más que un cambio de estrategia del régimen cubano abocado a toda costa en su sobrevivencia, en tal sentido el opio con el que antes había que barrer pasó a ser el opio utilizable para adormecer a unas masas cada vez más inquietas. Para el régimen la religión siguió siendo solo eso, el opio de los pueblos. Lo que se inició en el ’92 no fue sino que las iglesias y creencias religiosas en general tuvieron la oportunidad, como tantas otras veces en la historia, de constantinizarce, y como siempre en tales casos, muchos se montaron sobre dicha ola convirtiéndose en los sacerdotes y profetas del mismo régimen que antaño les persiguiera, pero que ahora necesitaba adulación, o por lo menos ayuda en la engorrosa tarea de enajenar al pueblo. Quedar al margen de dicho proceso de entreguismo donde el régimen ni siquiera pide loas ya que se conforma con la abstención y el silencio, significa convertirse en hereje y recibir la consecuente satanización, no ya del régimen en sí sino de las propias jerarquías religiosas, encargadas de limar cualquier aspereza y allanar el camino del entendimiento. La conclusión es lógica: mientras el Estado otorgue reconocimiento y proporcione todas las prebendas que suele, mientras permita predicar a un Jesucristo divorciado de la realidad circundante, no importa el resto. De esta manera las iglesias o la religión en general, entiéndase sus jerarquías, se convierten en cómplices de todos los desmanes que el régimen genere, y la separación Iglesia-Estado constituye una cómoda excusa de connivencia.
Sin embargo Stan Jeter pudo haber tenido acceso a otras fuentes, o puede aún tenerlo si lo desea. Comprobará entonces que en materia de religión en Cuba existen dos opiniones encontradas. Una leal al régimen, como la que citó, y esto no constituye nada nuevo en la Historia como ya se ha dicho, y otra, crítica, profética e inconforme, no dispuesta a repartir el opio que le piden. No daré las referencias de tan cerca, no llamaré la atención de Stan Jeter acerca de la existencia de blogs alternativos como Cubano Confesante, que en cada post intentan proponer un evangelio que libere de todo lo que oprime y agobia, levantándose como voz disidente, aportando constantemente evidencias, datos, hechos que refutan totalmente el punto de vista ofrecido en el reporte de CBN News, aunque lógicamente no proveniente de las estructuras clericales. No es necesario para Stan Jeter escarbar tan al fondo. Existen de sobras otras referencias más oficiales como para no conformarse con el punto de vista expuesto en su reporte, tan a tono con un sistema que a las claras justifica y apoya la fuente consultada. Estoy pensando en toda una tradición de inconformidad que ha tenido lugar sobre todo en el seno de la iglesia católica, mucho más homogénea que las estructuras protestantes y por ende más factibles para emitir declaraciones, que después del ’92, viene desde la famosa declaración de la conferencia de Obispos de Cuba: El amor todo lo espera (1993), y continúa con innumerables publicaciones capaces de hacer frente al monopolio informativo del régimen, en el ejemplo paradigmático del Centro de Formación Cívica y Religiosa de la Diócesis de Pinar del Rio con su revista Vitral (mayo, 1994 – abril, 2007). Estoy pensando en la propia visita del otro Papa y en la reiteración de su elocuente frase: No tengan miedo. Pienso en las palabras de Pedro Meurice en el marco de dicha visita a Santiago de Cuba.
Pero también en los ámbitos protestantes, y a pesar de sus estructuras más heterogéneas, se han levantado voces de una inconformidad lógica con el evangelio que se predica. Tal fue la causa en 1999 de la negativa oficial de la Asociación Convención Bautista de Cuba Occidental de participar en la denominada Celebración Evangélica a la que convocaba el Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), y por ende el gobierno mismo, a todas las instituciones evangélicas cubanas, y que tras celebraciones en cada una de las provincias concluyó en un acto especial en la denominada Plaza de la Revolución en evidente declaración publica de fe en el Sistema. Aunque hubo otras denominaciones que también se negaron a participar fue la referida Convención Bautista la que más resaltó y dió lugar a la confección de documentos discrepantes entre los que sobresalió el documento La justicia engrandece a la nación, emitido por la centenaria 1ra. Iglesia Bautista La Trinidad de Santa Clara, el 8 de mayo de 1999 y que circuló refrendado por su Pastor Homero Quintin Carbonell González quien desde entonces siempre reapareció como una voz discrepante en el contubernio de las iglesias con el régimen, y esto ha pesar de los altos cargos que ostentó por más de cincuenta años de ministerio ininterrumpido. Más recientemente, el 31 de octubre de 2010, en culto especial de despedida por su jubilación Homero hizo publica su Carta Abierta a todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable, la misma constituye una auténtica denuncia de las violaciones por parte de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central como mecanismo de control y presión sobre las manifestaciones religiosas cubanas de las que el pastor Homero, a propósito de sus altos liderazgos en la Asociación Convención Bautista de Cuba Occidental, fue testigo durante dėcadas. Lamentablemente ni el documento de 1999, La justicia engrandece a la nación, ni la Carta Abierta a todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable encontraron eco en medios tan influyentes como la CBN News que ahora sorprendentemente sí se hace eco de palabras de jerarquías eclesíales del momento en abierta complicidad con el régimen, y en evidente ilustración del tan repetido pasaje de Apocalipsis 13 de las dos bestias, política y religiosa, en contubernio a lo largo de la historia de la iglesia.