Hoy 31 de octubre muchos celebramos en el mundo el 497 aniversario de la Reforma Protestante tomando como punto de partida el acto valiente de Martin Lutero de anunciar sus 95 tesis en 1517, si bien entendemos que fueron muchos los antecedentes de todo este movimiento religioso que incidió en lo político, económico, cultural… ¡en todo! El lema de “La iglesia reformada siempre reformándose” debiera ser un acicate no solo para los profesantes de denominaciones “protestantes” sino para todos aquellos en el mundo, sin importar su profesión de fe, anhelan superarse a sí mismos de un día a otro, aplicable desde a individuos hasta sociedades en general.
Esta noche, al centro de Cuba nuestro Instituto Patmos lo celebra con un foro cuyo panel estará conformado por el académico Amador Blanco Hernández, activo laico católico de la ciudad de Caibarién, y por este servidor que intentará representar la parte protestante. Un auditorio conformado tanto por católicos como protestantes muestra cuanto ha cambiado el mundo en estos 497 años y como entes otrora antagónicos ahora preferimos sentarnos a dialogar, a aprender los unos de los otros, sin violencia. Apartando todo cuanto dividió, aisló y mató preferimos ser herederos de lo mejor de la reforma y la contrarreforma. Dejando a un lado los errores, limitaciones, pecados y desaciertos de Lutero, Erasmo, Calvino, Zwinglio, Servet, Castelio,
Loyola…, nos apropiamos de todo lo digno que a pesar de su naturaleza humana nos legaron.
Pero no se trata de pura historia ni de vana retórica. Aplicar a nuestro contexto los principios transferibles de todas estas zagas ideológicas es el reto que nos corresponde hoy a nosotros. Expongamos al mundo todas las tesis que tengamos y sin odios ni rencores escuchemos también las de los demás dejando que la alquimia de la vida decante el oro de las piedras. En una Cuba donde a semejanza de la Alemania de Lutero se suscitan conflictos ideológicos, donde los anabaptistas radicales, los luteranos y los católicos de antaño se reflejan también en nuestros grupos religiosos divididos especialmente por el antagonismo de lo definido como legal-ilegal impulsado por las autoridades políticas (esto es cuestionado precisamente en la pregunta once de treinta que presentamos el año pasado en Washington (http://cubanoconfesante.com/?p=733) cuestionando las supuestas libertades religiosas en Cuba invitados por Solidaridad Cristiana Mundial (CSW). En un país que fuera genuinamente laico las autoridades velarían más bien por el orden y la equidad, pero acá, como los príncipes feudales de entonces, manipulan el caos de un país con cuestionable libertad de culto pero impensable libertad religiosa; en este caos, es donde nos corresponde el trabajo colosal de cumplir con la oración de San Francisco: donde haya odio, amor, donde haya guerra, paz. Para cumplir nuestra ardua misión, como dijera entonces Lutero en la Dieta de Worms: ¡Que Dios nos ayude!