Celebrar el cumpleaños de alguien tan especial como Laura Pollán en Cuba se convierte en un pecado que el régimen de los hermanos Castro no tolera. Ahora mismo en su sede en Neptuno en Centro Habana hay toda una cacería humana. Las mujeres que lograron llegar, unas cincuenta, y que desde varios días antes tuvieron que moverse hasta allí, unas veintiocho
desde Oriente, ahora mismo están rodeadas por hordas que la seguridad del Estado manipula para agredirlas y gritarles toda clase de improperios. A otras que intentan llegar las cazan y golpean, de ello me llegan ahora mismo decenas de testimonios.
El Estado que fue establecido por Dios para velar y cuidar a sus ciudadanos trastoca lo que debería ser su propósito e incentiva la violencia. Hace dos años, en el primer aniversario de la muerte de Orlando Zapata Tamayo intenté dar custodia a las damas Juana Oquendo y Lilian Castañer para que pudiesen llegar a su té literario y yo mismo fui cazado por esas hordas y conducido hasta la estación de PNR en Santiago de las Vegas, junto al periodista independiente Hector Julio Cedeño quien ahora mismo lleva más de una semana detenido en el VIVAC por tomar una simple foto.
Hoy no podré llegar hasta la sede de las Damas de Blanco a celebrar el cumpleaños de Laura Pollán que sigue presente entre nosotros. No me dejarían llegar de cualquier modo, y sé que me mi nombre se encuentra en esa lista negra de personas mandadas a matar y aprovecharán el primer momento que tengan para darme uno de esos golpes que al paso del tiempo resultan ser mortales, como sucedió a la propia Laura, mordida y aruñada apenas unos días antes de su intempestiva muerte. Pero ayer al mediodía pude encontrarme con su líder Berta Soler y además de ratificarles mis oraciones mi esposa Yoaxis Marcheco y yo le hicimos entrega de cerca de 50 devocionarios «Cada Día» editados por el Ministerio Reforma www.ministerioreforma.com dedicado al sensible tema de «Mujer y violencia» para acompañarnos durante todo el mes de marzo. Ojalá que las que han podido llegar ya estén leyendo por adelantado algunos de los devocionales mientras esa jauría de lobos aúllan frente a su sede. Yo ahora mismo oro por ellas y ruego a Dios que pronto llegue el día en que este régimen despótico que por alguna razón la ha tomado especialmente contra las mujeres desparezca por completo.