Con el atrasado Festival de Pentecostés este domingo 22 de mayo, dedicado a la Familia Cubana, en el marco de la Jornada del Hogar que celebramos entre el Día de las Madres y el Día de los Padres, el Instituto Patmos, otra vez con el coauspicio de la Iglesia Bautista Eben Ezer de Taguayabón, realizó otra parada en el itinerario de Diálogo Interreligioso que lleva a cabo desde inicios de este año. Nuevamente los bancos del templo fueron sacados a la calle y puestos a disposición del pueblo que hizo uso también del cercano boulevard, del portal de las vecinas tienda y panadería, así como de las cercanas casas. Entre lecturas de Salmos fueron interpretados cantos especiales del dúo de las gemelas adolescentes Raquel y Rebeca, o del solista Rodolfo Gil, también pastor de la Iglesia de las Buenas Nuevas, de un dúo de jóvenes de la Iglesia Bautista Bethel, del pueblo de San Antonio de las Vueltas; y de nuevo la presentación de lujo, tras dos años de haber estado entre nosotros, del artista David de Omni quien volvió especialmente con temas de sus dos discos más recientes: «Suaecito» y «Albañil A». Entre el público diverso, además de asistentes de las iglesias mencionadas hubo presencia de miembros de la Iglesia Calvery Chapel, católicos, masones, all fellows y practicantes de religiones afrocubanas.
Los cantos de todos los interpretes nos elevaron al cielo mismo y habría sido difícil otogar un premio si se hubiese concebido un jurado para ello. Temas de David de Omni como «Nace una herida», «Deuda» o «Pásalo» estremecieron al auditorio por la profundidad de su contenido, anillo al dedo a la experiencia traumática que por más de cincuenta años han sufrido las familias cubanas. En mi caso personal debo agradecer al «salmista de la sociedad civil cubana» (como fuera bautizado por Dagoberto Valdés), por dedicar públicamente algunos de estos temas a mi familia aludiendo a la situación vivida por nosotros el pasado Domingo de Ramos, día también de la llegada a Cuba del Presidente Barack Obama. La participación de este artista sui géneris en nuestro Festival tuvo el valor añadido de cerrar su gira de tres noches por Villa Clara que incluyó incursiones que arrasaron entre un público extremadamente ávido de sus textos el viernes 20 en «El Mejunje» de Santa Clara, y el sábado 21 en la sede de la Asociación Hermanos Saíz, de esa misma ciudad; luego de hacerlo una semana antes también en la ciudad villareña de Cienfuegos. Sin dudas homenajes todos a Martí, en el 121 aniversario de su muerte, y a la República en el 114 de su proclamación.
El cierre de nuestra noche por el pastor Rodolfo Gil con la interpretación de una versión del Salmo 121 del salmista bíblico David fue el broche de oro de una jornada que sin dudas será recordada por mucho tiempo en nuestra comunidad. Una de las asistentes, practicante de creencias afrocubanas, nos abrazó emocionada al final del Festival y nos dijo: «¡Así se hace! ¡La música es una de las armas más poderosas con que una nación cuenta! ¡La música es el alma de los pueblos! ¡Nadie, nadie puede contra ella!». Y yo no encuentro mejores palabras que las de ella para resumirlo.