No es asunto sólo de orar mirando al mundo…
No es asunto sólo de hablar sin restricciones…
Recordamos nuestro deber de enseñar todas las cosas…
No es asunto sólo de amar a todo el mundo
sin hacer por ese amor constante entrega.
Recordamos que hay que vivir predicando tu mensaje.
Ayúdanos, Señor, a obedecerte.
Alberto González
Las iglesias bautistas que pastoreo (Resurrección, en Rosalía, y Ebenezer, en Taguayabón, Villa Clara, Cuba) han escogido «Haciendo discípulos» como himno lema para 2012. Compuesto en 2003, se incluye como el No. 240 en «Alabanza cubana», himnario publicado en 2005 en homenaje al centenario de las convenciones bautistas de occidente y oriente de Cuba. La letra del referido himno es autoría de Alberto González, y en la composición musical, además de él, participaron Esmirna Jané, Kenia D. Lazo y Sergio P. Lazo. Constituye uno de los numerosos himnos cubanos compilados en esta obra en evidencia de que aquel cristianismo evangélico que exclusivamente entonaba la himnología anglo, traída por los misioneros norteamericanos a quienes tanto debemos, va quedando definitivamente atrás para ofrecer también al mundo nuestra relectura criolla de los evangelios, nuestro aporte musical al cristianismo universal, un auténtico gospel music cubano.
La incursión de Alberto González en la composición musical además de sus conocidos ministerio pastoral por más de cuatro décadas, su liderazgo convencional en el Departamento de Educación Cristiana de la Convención Bautista de Cuba Occidental, y su ejercicio como Presidente de dicha Asociación en el pasado (2002 a 2007), le convierten incuestionablemente en una de las figuras mas polifacéticas del quehacer evangélico cubano de la actualidad. Alberto constituye adicionalmente un prolífero escritor, bestseller ya entre los evangélicos cubanos por su demandada serie de libros para nuevos creyentes (Vivir la Fe, Vivir la Santidad, Vivir el Evangelio, Vivir Contracorriente, Vivir la Sexualidad, y Vivir la Iglesia) pero muy especialmente por sus libros Dios no entra en mi oficina, publicado originalmente con el título La UMAP es también historia bautista, o Y vimos su gloria -tal vez su más exitoso libro hasta el momento-. A todo lo anterior se une que Alberto hace historia con la realización del programa evangélico de meditaciones y comentarios Mensajes de Fe y Esperanza, producido en Cuba pero radiado por la red de emisoras de Radio Trans Mundial y que se transmite por su transmisor al Caribe desde la encantadora isla de los flamencos, Bonaire, Antillas Holandesas, de lunes a viernes a las 8.30 pm h. de Cuba (9.30 pm h. de verano) por los 800 AM. Que yo conozca Mensajes de Fe y Esperanza es exclusivamente el otro programa evangélico que se realiza actualmente en Cuba, además de El evangelio en marcha, del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), único programa evangélico radial que se transmite en Cuba una vez al mes (cada primer domingo de mes, 8.00 am y retransmitido 10.00 pm) además de un programa especial en Navidad (25 de diciembre) o en Domingo de Resurrección, por CMBF Radio Musical Nacional. La polémica participación de Alberto como miembro de la Junta directiva del Centro Cubano de Reflexión y Diálogo de Cárdenas, Matanzas, lejos de demeritarlo, como algunos proponen, a mi juicio le coloca más allá del limitado marco de su Asociación para lanzarlo activa e influyentemente en los debates del protestantismo cubano actual en el cual los bautistas debemos dejar nuestra impronta, y esto, en un Centro que demuestra por sus publicaciones y diversos proyectos una elogiable preocupación por un tema tan controversial como el de los Derechos Humanos, por cuya cultura pugna, y tema del cual ningún genuino cristiano debía quedar excento.
La tonada de «Haciendo discípulos», nombrada sencillamente «Discípulos», constituye un hermoso danzón, pero, aunque me deleita su música, es el texto quien más me atrapa, dada la profundidad teológica expresada a través de palabras sencillas, conciliación tan propia en Alberto. El autor deja claro allí un asunto en el que insisto desde el mismo origen de mi blog Cubano Confesante: el peligro de una evangelización reducida en compartir la fe y llevar a otros al conocimiento de Cristo exclusivamente en cuanto a “Salvar almas” como si no involucrase todos los aspectos del ser humano objeto de la Misión. Un discipulado genuino se fundamentará en el evangelio que, cuando es comprendido en su integridad, se proclama en palabra y obra y se dirige a todo el ser Humano hasta lo último de la tierra. La reiterada frase en el himno No es asunto solo de… ya lo insinúa todo. Al decir de Carlos Scott en El movimiento iberoamericano y las iglesias: reflexiones sobre nuestra misionología:
«… hablar de Misión es hablar de un mensaje integral de salvación que no conoce fronteras de ningún orden y que está dirigido a todo ser humano y considera toda la realidad de la persona: lo físico, lo moral, lo espiritual, lo intelectual, lo social o lo político.
«En la medida que maduremos como iglesia nos transformaremos en agente de cambio. Cuando tocamos las realidades e intereses de determinados sectores por presentar “Todo el Evangelio” nos enfrentaremos con el real “costo de ser discípulos”. Solo cuando nuestras creencias cambian realidades humanas comenzará una lucha de Poder contra Poder.
«La encarnación es el modelo para la misión de la Iglesia. En su encarnación, Jesús se identificó con la humanidad pecadora, se solidarizó con ella en sus aspiraciones, angustias y debilidades y la dignificó como criatura hecha a imagen de Dios. La Iglesia está llamada a encarar su misión al estilo de Jesús. »
Con esto concuerda Demetrio Cánovas Moreno, director de la revista Nueva Reforma de la Editorial Peregrino, en su discurso La implicación del cristiano en la sociedad pronunciado en la Conferencia Ibérica organizada por la European Missionary Fellowship:
«Algunos cristianos dan la impresión de que lo único que les importa en este mundo es la salvación de las almas. A veces tratamos con las personas como si se tratase de potenciales conversos y nada más. Nuestra implicación en la sociedad se debería entender incluso en lo referente a derribar el statu quo.»
Los creyentes cubanos debiéramos incluir entre nuestros referentes experiencias como las expresadas en el Pacto de Lausana (Suiza, 16-25 de julio de 1974) acordado durante el Congreso Internacional de Evangelización Mundial que entre sus declaraciones dice:
«Expresamos también nuestro arrepentimiento tanto por nuestra negligencia como por haber concebido a veces una evangelización y una preocupación social como dos cosas que se excluyen la una a la otra.»
El doctor Williamson (profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Lousiana) citado por José Grau declara:
«La evangelización personal no es suficiente (…) tiene que haber un más amplio mensaje que tome en consideración los intereses financieros, políticos y sociales del ser humano hecho de carne y hueso, a quien tenemos que evangelizar»
Y a mi modo de ver lo genial es que Alberto González ha sido capaz de expresar toda esta intranquilidad por un discípulado genuino, digno del Autor y Consumador de nuestra fe, a través de la sublime belleza de un danzón cubano.