En días pasados (15 y 16 de enero) participé en Miami en reunión de la Comisión Coordinadora de Enlace del Encuentro Nacional Cubano de la que soy parte junto a otros ocho miembros. El 18 rendí homenaje a Martín Luther King en su día participando en la ciudad de San Petersburgo, Florida, de la Parada en su honor, distribuyendo ejemplares de la Declaración Universal de Derechos Humanos. El 19 visité los sitios en Sarasota y Manatti, Florida, que sufrieron los embates de tornados en la madrugada del 17.
Mientras realizaba tales actividades, personas relacionadas conmigo en Cuba, participantes en Foros del Instituto Patmos, feligreses, colaboradores, amigos, vecinos y familiares, eran citados o visitados por la policía política para advertirles lo perjudicial que podría significarles sus vínculos conmigo, invitarles a colaborar con sus servicios secretos o predisponerles en mi contra. Luego de mi regreso a Cuba algunos de ellos se atrevieron a contarme sobre tales contactos, presiones, acosos y amenazas. Una de las razones, sin argumentos, que mas esgrimía la gestapo cubana era que yo me reunía con terroristas en USA.
El 20 en la tarde visité en su casa en Tampa a Leonardo Delgado, expreso político, quien lleva cinco años de lucha contra el cáncer de pulmón. Le acompañaba Roberto Pisano, uno de sus compañeros de prisión. Sus historias en el presidio histórico cubano son escalofriantes. Esa mañana había recibido mail de Cuba donde se me testificaba de los argumentos que la Seguridad del Estado ofrecía en mi contra. Escuchando las historias de Pisano y Delgado me resultaba tan ridículo que alguien en Cuba dijese que yo me reunia en USA con terroristas, pues sucedía justamente lo contrario. Respondí el mail declarando que si acaso tuve algún encuentro con terroristas en USA habría sido en caso de que me hubiese encontrado sin saberlo con algún agente encubierto de esos cientos que la policía política de Cuba infiltra ilegalmente en USA. Como los involucrados en pulverizar a los cuatro pilotos de Hermanos al Rescate, o de los que se especializan en asesinar sin dejar huellas.
(Foto: con los hermanos Roberto Pisano y Leonardo Delgado)