María Elvira Salazar está considerando anunciar su candidatura en la sustitución a Ileana Ross Lehtinen en el Congreso por el Distrito 27; y ha pedido opiniones a través de las redes sociales para decidir si lo anuncia o no el 1 de marzo; y no quiero dejar de dar la mía ahora que temporalmente estoy radicado en Maryland con el objetivo de amplificar el clamor del pueblo cubano ante el centro de poder mundial de Washington DC y desearía contar con lo que estoy seguro podría llegar a ser una poderosa voz en el Congreso.
En funciones como periodista, María Elvira ha dado sobradas pruebas de sus múltiples talentos, de su aguda inteligencia, y de su peculiar carisma. Ella ha procurado lo que los buenos comunicadores no siempre consiguen, la mayor imparcialidad posible, y esto pese a ser mujer de ideas muy bien definidas. Si del distrito 27 se trata, nadie mejor que ella para representar no solo ese preciso territorio sino a toda La Florida, cuyas aspiraciones domina perfectamente además de tener sobradas agallas para defenderlas.
Como cristiano evangélico la considero la mejor opción posible; ella también lo es, y más que por tradición familiar, por convicción y experiencia personal de ser una auténtica creyente renacida. No obstante, estoy convencido que como congresista sería capaz de representar a toda persona honesta sin importar si posee o no alguna profesión religiosa. Sus sólidos principios emanan precisamente de concebir a cada ser humano como imagen y semejanza de Dios y de conceder por tanto el mayor respeto posible al libre albedrío de todos.
Además de disfrutar de sus programas de los que me confieso gran admirador, mi esposa Yoaxis y yo tuvimos el privilegio de conocerla personalmente en un momento significativo. El miércoles 8 de abril de 2015 compartimos las tres horas del vuelo 440CM que despegó de Miami a las 11:49am rumbo a Ciudad de Panamá para participar en la VII Cumbre de las Américas. Nos presentamos en el MIA antes de tomar nuestro avión y volamos en asientos consecutivos en un vuelo no muy lleno lo cual nos permitió sostener un diálogo relajado con nuestros muchos puntos en común como cristianos y como cubanos, como si fuésemos viejos conocidos. Los intensos acontecimientos de la Cumbre una vez llegados a Panamá nos sumergieron en el evento histórico y no volvimos a coincidir, pero nunca olvidaré que nuestro informal encuentro fue la apertura a esa aventura y ahora con el paso del tiempo, a pesar de todas las experiencias vividas durante aquellos días históricos, no dudo en catalogarlo al menos entre lo más perdurable para mí. Ahora que ella está considerando su candidatura al Congreso pienso que acaso Dios nos regalara aquellos aparentemente efímeros momentos apenas como prefacio para lo que viene.
He tenido el privilegio de ser recibido por Ileana Ross Lehtinen más de una vez en su oficina en el Congreso, y ahora que se va, y que tanto la extrañaremos, no visualizo mejor sustituta que María Elvira Salazar.
No lo dudes María Elvira. No te niegues a los designios de Dios. ¡Te queremos y te necesitamos! ¡Contamos contigo!