Tal vez el nombre verdadero de María Pepa, era María Josefa, pero todos, quienes la querían y quienes no, jamás le decían su nombre verdadero. María Pepa era una mujer cristiana, metodista, nunca tuvo hijos y había enviudado pocos años después de haber contraído matrimonio con el único hombre al que amó. Era una cristiana muy activa y aun cuando la vejez y la enfermedad le impidieron seguir congregándose en el templo con los demás hermanos, esta mujer no paró de predicar y de incidir con su vida a otros para llevarlos a los pies de Cristo.