Este 20 de marzo se conmemora un año de la visita del entonces presidente norteamericano Barack Obama a Cuba. El video que vuelvo a compartir ahora fue parte de mi vivencia personal de entonces. Durante los tres días de esa histórica visita mi lugar fue la sucia celda No.19 en la Unidad Provincial de Investigaciones Criminales de Villa Clara donde fui el prisionero 380. No fue mi primera detención, ni tampoco fue la última. Antes de liberarme, un oficial de la Seguridad del Estado, custodiado de dos fornidos militares con caras de pocos amigos me advirtió en serio que ¨me iban a ir con todo¨. Aunque no me explicaron que querían decir con esa frase, fue fácil comprenderlo. A buen entendedor pocas palabras bastan. Y especialmente conociendo su historial de casi seis décadas de terror en el poder.
En todo este año sobran los ejemplos de lo que me anunciaban. El Dr. Eduardo Cardet, coordinador en Cuba del Movimiento Cristiano Liberación, lleva más de tres meses preso y en espera del veredicto de una vista injusta cuya petición fiscal fue de tres años de privación de libertad, con su esposa e hijos inmersos en una verdadera pesadilla. Las Damas de Blanco, y sus familiares, tienen centenares de historias que contar, cuál de ellas más terrible. Karina Gálvez, del Centro de Estudios Convivencia, sigue con su vivienda ocupada y en espera de juicio, mientras muchos de sus colegas, incluyendo a su líder Dagoberto Valdés cuentan de citaciones constantes y de amenazas como la que me hicieran. El asalto a la sede de Cubalex y la prisión desde entonces del abogado Julio Ferrer. La Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) lleva la cuenta de alrededor de cincuenta de estos asaltos a viviendas de sus activistas y algunos de ellos, como mis amigos Arcelio Rafael Molina (Chely), o Hamell Santiago Más Hernández, ya no están porque murieron ya fuera por acción directa o indirecta del régimen… por supuesto, hay mucho más.
Yo no puedo contar lo mismo pues apenas cuatro meses después puse a salvo a mi familia lejos de esa pesadilla. Lamento por aquellos que aman las historias demártires que tal vez no me incluyan en la lista, lo cual constituiría un privilegio demasiado grande para mí. Aunque tampoco me siento confiado conociendo también lo que estos regímenes son capaces de hacer a larga distancia, como hace apenas unos días demostró Corea del Norte, aliado de La Habana. Mientras, intento seguir una lucha en la que creo que puedo hacer más vivo y suelto, que muerto o preso. Pero sufriendo, como muchos otros cubanos, vivir físicamente lejos de mi tierra. Que no deja de ser también otra forma de castigo, de prisión o de muerte.
Les dejo con el video tomado entonces por mi esposa Yoaxis, acompañada de mi pequeña hija Rachel, que son quienes merecen los honores: