Fiesta de reyes en Taguayabón. Domingo 12 de enero
por Mario Félix Lleonart
(Post escrito desde el jueves 23 pero que solo puedo publicar a duras penas más de una semana después)
Lo admito. Me ha costado trabajo aterrizar. Ya lo sabía. Lo había previsto en mi post sobre ¨Gravity¨. El viaje a bordo del vuelo 8895 de la línea aérea Sun Country aquella noche del 5 de enero fue bien corto. Duró más el tiempo de despegue y aterrizaje que el viaje en sí, pero ¡que profunda la brecha! Así lo tuitié desde mi móvil con línea cubana Cubacel sin internet mientras me llenaba de paciencia para trámites aduanales de los que fui el último en concluir, ya de madrugada: ¨#Cuba Que corto el viaje #Miami #SantaClara pero que larga la distancia entre dos mundos tan diferentes¨.
Unas de las evidencias de que me ha costado trabajo este aterrizaje forzoso es mi pobre blog ¨Cubano Confesante¨ que siempre termina por pagar las consecuencias. Las iglesias que pastoreo en lo profundo de Cuba, Taguayabón y Rosalía, tuvieron la prioridad. Llegando como llegué a casa en Día de Reyes las primeras actividades de envergadura en realizar fueron precisamente dos fiestas de reyes con asistencia libre para todos los niños de las dos comunidades donde sirven nuestras dos iglesias. Gracias a todos los hermanos que pusieron su mano en USA para que nuestros niños tuviesen sus fiestas. De alguna manera ustedes también han aterrizado con nosotros.
Ahora nos preparamos para la celebración por todo lo alto del aniversario 75 de la iglesia en Taguayabón este domingo 2 de febrero; y para el 7 de la otra congregación en Rosalía (15 de febrero). Ha sido de gran gozo para nosotros comprobar el excelente trabajo de los valiosos hermanos en quienes delegamos el trabajo de ambas iglesias durante todo el tiempo de nuestro viaje. Me satisface no sentirme para nada imprescindible y entender bien claro que solo estoy al cuidado pero no soy el Dueño. Ojalá que cuando el Dueño regrese pueda sentir conmigo la misma satisfacción que he sentido yo con los hermanos que permanecieron trabajando en Cuba mientras nosotros realizábamos un viaje que también fue muy intenso de trabajo.
Ya puede que este primer escrito tras mi regreso sea una señal de que por fin estoy logrando aterrizar. Ojalá que mi presencia en esta isla que envejece y sufre sirva como un grano de arena en las transformaciones que especialmente Dios está tan interesado en realizar. Acá estoy de nuevo, paleando el dolor de mi pueblo.