por Mario Félix Lleonart
En días posteriores a la visita de Benedicto XVI a Cuba resultó noticia la devolución del régimen a la Iglesia Católica de algunas propiedades de las muchas que fueron confiscadas durante la década del ´60. Resultó un gesto evidente de parte del Estado en evidente agradecimiento por los beneficios políticos recibidos como consecuencia de la visita del líder mundial de esta iglesia, que aceptó su invitación, que por supuesto fuera manipulada como de apoyo moral a su statu quo. No se puede pretender que estas sonadas devoluciones hayan resultado más que esto. De lo contrario, ¿por qué no se admitió públicamente la culpa de tales robos realizados? De esto nada se dijo al pueblo en los medios de prensa nacionales. Pero la mayor prueba de que tal arrepentimiento no ha acontecido es que la mayor parte de las propiedades que fueran expropiadas aún permanecen en manos del embaucador. La noticia divulgada en medios internacionales no debía enfatizar cuáles propiedades han sido devueltas a sus legítimos dueños, sino cuáles faltan por devolver.
En el ámbito religioso protestante, mucho menos poderoso políticamente que el catolicismo, la desfachatez de las propiedades confiscadas que aún permanecen sin devolver resulta aún más evidente. En este caso el régimen se aprovechó de las características tan heterogéneas de denominaciones y sectas, algunas de las cuales desaparecieron totalmente, para arrebatar sus propiedades. Resultan numerosísimos los ejemplos de pequeñas propiedades a lo largo y ancho de la isla que fueron incautadas pero sobresalen casos por la magnitud de sus terrenos o propiedades. Resalta por ejemplo la totalidad del famoso seminario conocido como ¨Las Antillas¨, de la Iglesia Adventista, nombrado así porque en su matrícula se encontraban personas provenientes de toda la región del Caribe. Estaba ubicado en Las Villas en terrenos que hoy ocupa un área de la Universidad Central ¨Marta Abreu¨ y viviendas particulares. Otro caso destacado es el de los terrenos parcialmente ocupados del Seminario Evangélico ¨Los Pinos Nuevos¨, en Oliver, Placetas, Villa Clara.
En los últimos tiempos el régimen ha devuelto algunas propiedades, pero llama la atención la manera silenciosa como lo hace y el estado legalmente nebuloso en el que son entregadas donde no queda claro quién es el verdadero dueño pues tal parece como si la denominación religiosa quedase bajo el cuidado de la propiedad pero como si el dueño siguiese siendo el Estado bondadoso que lo ha puesto en sus manos y que ante cualquier eventualidad podría volver a ocuparlas en cualquier momento. Esta es la experiencia bautista con su cementerio, aledaño a la Necrópolis de Colón en La Habana, o más recientemente con los bajos de las propiedades de Zulueta y Dragones donde antaño estuviera la imprenta bautista incautada. Resalta el caso raro de la ¨Betel¨ de los Testigos de Jehová, en Playa, ocupada durante años por el régimen y devuelta a principio de los ´90, pero la pregunta es, ¿a quién fue devuelta esta antaño sucursal de la Wachtower si sus legítimos dueños se encuentran condenados desde 1976 a un limbo legal expulsados como fueron del Registro de Asociaciones del Ministerio de Justicia fuera del cual operan ilegalmente hasta la actualidad, por lo que además a nivel nacional no se encuentra registrado ni siquiera uno de sus salones del reino, aunque todo el mundo conoce que existen, informados ya como viviendas particulares o almacenes de granos, en el caso de zonas campesinas.
Pero lo peor en el ámbito protestante es que los decomisos no concluyeron en aquellos años ´60 o ´70. Las iglesias bautistas en Encrucijada y Zulueta, Villa Clara, poseen historias tristes de decomisos de más de uno de sus lugares de culto no hace más de dos décadas. Resalta también el caso de la propiedad de la iglesia bautista de Yaguajay, Santi Spiritus, donde antaño estuviera su colegio bautista, famoso en sus tiempos, y que desde hace algunos años permanece en litigio con las empresas gubernamentales GeoCuba y Seprot, que sin esperar a que el dilatado proceso se resuelva construyen sin el mayor respeto. Todavía está fresca también la confiscación del campamento pentecostal en Cifuentes.
Entre tanto que propiedades antaño pertenecientes a denominaciones religiosas históricamente reconocidas esperan por su devolución, agrupaciones a las que es negado el derecho a inscribirse legalmente sufren decomisos que se realizan especialmente hacia el interior del país aprovechando la indefensión de sus dueños. Recuérdese a fines del 2013 en Camagüey la amenaza de desalojo realizada a la vivienda de Yiorvis Bravo Denis al frente de un grupo perteneciente a la corriente de ¨mover apostólico¨, impedida por la sagacidad con que la defendieron sus poseedores, todavía bajo latentes amenazas.
Duele referirnos a esta segunda pregunta realizada a las supuestas libertades religiosas en Cuba sin poder aportar datos concretos, nadie posee las estadísticas exactas, pero esto constituye otra muestra del carácter nebuloso en que permanece este oscuro tema en el que cada indagación, pregunta, visita a archivos o fotografía es mirada con sospechas oficiales. Constituye un tema sensible en el que el probado ladrón, con el poder en sus manos, procura la mayor reserva posible. No obstante nadie podrá evitar el curso de la historia y algún día todo podrá ser revelado, y ojalá también devuelto, o indemnizado a sus legítimos poseedores.