Como es conocido por todos, los regímenes de Cuba y Norcorea son aliados. Los hechos hablan por sí mismos. Tráfico de armas ante las narices de un mundo inerte hasta ahora, como cuando el camuflaje en azúcar descubierto en julio de 2013 en el Canal de Panamá a pesar del quebrantamiento evidente de sanciones de la ONU y del Tratado de Neutralidad del Canal. Las constantes visitas entre sus altos líderes políticos y militares, tanto secretas como públicas, etc.
Faltan apenas unos días para la toma de posesión de la presidencia de USA por el Sr. Donald Trump. Ambos regímenes, como puestos de acuerdo, reaccionan a priori. Kim Jong-un prueba misiles y afirma amenazante que ya tiene capacidad balística de impactar regiones de USA con armamento nuclear. Raúl Castro por su parte envía su mensaje de resistencia en desfile militar en el que participaron las Fuerzas Armadas, el Ministerio del Interior, las Milicias de Tropas Territoriales, instituciones académicas militares, secciones de los ejércitos Occidental, Central y Oriental, la División de Tanques, las Tropas Especiales, la Marina de Guerra Revolucionaria y el Ejército Juvenil del Trabajo; y coloca las palabras en la boca de Jennifer Bello, presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), la oradora encargada.
Si bien todos preferiríamos que tanto el pueblo cubano como el norcoreano tuviesen la capacidad de liberarse a sí mismos, lo cierto es que el mundo ha sido testigo por demasiadas décadas ya de las sucesiones dinásticas de estos regímenes cómplices y de las violaciones flagrantes a los derechos de su gente. Palabras de Trump referidas a ambos provocadores despiertan de repente expectativas en muchos que se habían resignado a tener que seguir soportando a estas dos situaciones intolerables en pleno siglo XXI.
Respecto al régimen totalitario cubano dijo Trump: «Sabemos lo que tenemos que hacer, y lo haremos. No se preocupen por eso». Y en relación a la amenaza norcoreana: «Norcorea acaba de decir que está en la fase final de desarrollo de un arma nuclear capaz de alcanzar partes de EEUU. ¡Esto no pasará!». ¿Habrá llegado por fin a la Casa Blanca quien ponga coto a los Castro y a los Kim? ¡Ya era hora!