Un amigo entrañable, opositor de siempre al castrismo en #Cuba, Juan Manuel Sarduy Segredo, murió la mañana del domingo 12 de noviembre en su poblado de Camajuaní en Cuba sin conseguir su anhelado sueño de ver a su patria libre. Tuvo la bendición de militar en el mítico Comité Cubano Pro Derechos Humanos y en el año 1994 fue uno de los fundadores del Movimiento Cubano Reflexión ofreciendo su vivienda como sede del mismo hasta el día de su muerte.
Viví en su casa eventos estoicos que nunca olvidaré, como lo fueron las premiaciones del concurso ¨Espuela de Plata¨ que se convirtieron en un evento literario nacional que contó entre sus jurados con escritores de la talla de Raúl Rivero. Siempre llevaré conmigo también aquel 10 de junio de 2011 cuando participé y tuve el honor de dirigir unas palabras en la inauguración de la Biblioteca Independiente ¨Gustavo Arcos Bergnes¨ con sede en su casa. Gracias a los eficientes servicios de Manolo como bibliotecario pude leer libros prohibidos en Cuba que de otra manera no hubiese podido conseguir.
Disfruté mucho horas de conversación en la sala de su casa que fueron verdaderas lecciones para mí sobre la Historia de Cuba, la que los medios oficiales tanto han distorsionado y abusado, y también sobre el amor más puro y desinteresado por la patria… fuera de los libros no creo haber conocido a alguien de quien personalmente haya aprendido tanto de esto como del vivo ejemplo de él.
También fue un paradigma para mí en cuanto a padre y esposo, su esposa Mariíta, su mayor cómplice de oposición y sueños, sobrevive de cáncer y he conocido a pocos cónyuges que cumplan tan fielmente como él aquello de ¨ser fiel en pobreza y enfermedad¨ que tanto se promete pero tan pocas veces se practica. Su mayor razón para vivir era precisamente ella, sin embargo quiso la inexorable voluntad divina que fuese ella quien ahora le sobreviva.
Permanecerá para siempre en mi memoria una mañana de sábado cuando fui a visitarles para encontrarme su cuadra en un cerco de la Seguridad del Estado con el objetivo de impedir que cualquiera pudiese visitarles. Un agente me impidió llegar diciéndome que estaba prohibido acceder al hogar de mis ancianos amigos. Hice como que me iba y luego de dar un rodeo me las ingenié para entrar por la retaguardia y cuando me descubrieron ya me encontraba a escasos diez metros de la vivienda. Percibiendo el corre corre de los esbirros, Manolo y Mariíta salieron de casa para darnos un abrazo en plena calle que no pudieron impedir. Los gendarmes insistieron en que tenían que cumplir órdenes y que no me dejarían entrar, pero les dije que no me retiraría sin hacer antes una oración por ellos, que era el objetivo que me llevaba, y allí, en plena calle, tomados de la mano, en voz alta realicé una oración pública escuchada por todo el vecindario, en la cual pedí por mis amigos ultrajados y también por aquellos que en ese mismo momento nos rodeaban, como me diera ejemplo Cristo al rogar por aquellos que le crucificaban. Aquella oración mía, así como otras elevadas en su momento, pidiendo por la libertad de Cuba, aún no han recibido respuesta total, lo cual no significa que no vayan a ser contestadas, y que lo tanto por lo que Manolo procuró y luchó no nos vaya a ser concedido, para disfrute de sus hijos y nietos.
Su poder moral es un ejemplo tan fuerte para su comunidad que su casa fue objeto de vigilancias y actos de repudio. Sus paredes permanecen hasta hoy escritas y manchadas por sus enemigos quienes no solo contentos con esto le lanzaban excrementos y otras pudriciones muy emblemáticas del sistema durante la madrugada, sin considerar que quienes habitaban el lugar ya eran mayores, y que Mariita es una sobreviviente de cáncer.
Entre los insultos que escribieron en las paredes del indoblegable Manolo en letras bien grandes que expresan la impotencia del régimen ante su valor, incluyeron la palabra ¨Mercenario¨, uno de los epítetos preferidos por el sistema para ofender a quienes anhelamos ver a Cuba libre de las garras del comunismo. Contradictoriamente la única vez que tocó las puertas de la Embajada de los EE.UU. en Cuba para solicitar visa -el 30 de junio de 2016- le fue negada, y como tampoco viajó a ningún otro país murió sin poner jamás un pie fuera de su isla donde permaneció la totalidad de sus 76 años (habría cumplido 77 el próximo 24 de noviembre), por lo cual todavía nos preguntamos de qué potencia extranjera habrá sido Manolo mercenario. Algunos de los lacayos del régimen que participaron en actos de repudio en su contra y le gritaron, sí recibieron visa y algunos de ellos viajan todavía con frecuencia a Miami.
A su hijo Manolito (el Nene) le hicieron la vida imposible por el simple hecho de ser hijo de su padre, y sin que militase jamás partido o movimiento de oposición alguno, vez tras vez vio cerrarse como represalia toda puerta de estudio o de trabajo; motivo por el cual fue acogido en USA como refugiado donde le sorprendió el día de la fatídica muerte de su padre. Llegue a todos sus familiares nuestro más sentido pésame. Manolo, ¡haremos realidad tu sueño, que es el nuestro también! Y ese día, parte de lo que consigamos lo deberemos a hermanos como tú, aunque ya no estén físicamente entre nosotros, espiritualmente nos acompañarán siempre.