SECUENCIA CUBANA AL ESPÍRITU SANTO

El Podcast más reciente de Cubano Confesante está dedicado a la conmemoración de Pentecostés 2020 y abre con la lectura de algunos versos del capítulo 8 de la Epístola del Apóstol San Pablo a los Romanos relacionadas con la misión del Espíritu Santo, para luego presentar una sorpresa: la lectura a coro por parte de integrantes del Centro de Estudios Convivencia desde Pinar del Rio de la SECUENCIA CUBANA AL ESPÍRITU SANTO, escrita por el laico católico Dagoberto Valdés Hernández (Premio Patmos 2017), para el Pentecostés de 2007, y que él mismo vuelve a dedicar desde sus redes sociales para la NOVENA, LA VIGILIA Y LA FIESTA DE PENTECOSTÉS (22-31 mayo, 2020). Las voces del Centro de Estudio Convivencia, dentro de las cuales está la de Dagoberto mismo, quien abre la oración, son acompañadas por la interpretación al piano de la melodía “El Espíritu Santo se mueve en medio nuestro”, de su propia compositora, la poetisa argentina María Victoria Eraso Holexa:

Ven, Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida,
derrama sobre esta tierra
Tus dones de liberación y de paz
para que Cuba pueda tener una existencia plena y feliz, como nuestro pueblo espera,
y aún más allá,
hasta que Tú colmes, todas nuestras esperanzas.

Ven, oh Padre de los pobres,
Luz que alegra nuestra espera.
Danos el fermento de la verdad,
la sal de la libertad,
y el don de la justicia,
a cuantos sufrimos en Cuba
a causa de nuestras miserias materiales y espirituales.

Ven, Espíritu divino,
riega esta tierra en sequía.
Sana el corazón enfermo,
cura las heridas internas
y descubre y espanta nuestros miedos ignotos.
Endereza a cuantos se doblan en la mentira y en la maldad.
Lava las manchas de la corrupción de las instituciones
y de la prostitución de las almas.
Infunde calor de vida en el hielo de nuestras indiferencias y simulaciones.

Ven, Espíritu Santo,
doma el espíritu indómito
y salva a Cuba de la violencia y de la muerte.
Guía al que tuerce el sendero,
buscando fuera lo que está dentro de nosotros mismos y de nuestro País. Convierte al que tuerce las vidas de los demás
para mantener el poder o el tener.

Ven, oh Santo Espíritu,
Padre de los afligidos y los desesperados.
Abogado y defensor de los que son aplastados y oprimidos
Mira a cuántos son excluidos, marginados y encarcelados en Cuba: ¡Qué termine, con tu Gracia, nuestra agonía!
¡Qué renazca, con tu Fuerza, nuestra ilusión!

Luz Santísima,
penetra por los resquicios de la virtud que no se muda, hasta el fondo del alma y fecúndanos.
Reúne y reconstruye a la única Cuba
que peregrina en la Isla y en la Diáspora.

¡Oh, Señor, envía Tu Espíritu,
que renueve la faz de la tierra!
¡De esta bendita tierra cubana!
¡Quédate con nosotros! que no entendemos… Mira que ya es tarde…
y anochece…
y se apaga la fe.

Espíritu de Jesús Resucitado:
Sólo Tú puedes hacer nuestro milagro.
Mira que los cubanos estamos cansados de mesías y promesas. Estamos desfallecidos de luchar y luchar sin ver la orilla.
No dejes que nuestras pobres fuerzas se agoten
y no permitas que se seque nuestra esperanza:
Ven, ¡pero ven rápido!
¡Ven AHORA MISMO!
¡VEN YA!

Espíritu de Sabiduría:
enséñanos que sólo con tu Fuerza podremos levantar cabeza como personas y curar el alma de la Nación.

Espíritu de Fortaleza:
convéncenos de que sólo con tu Gracia recuperaremos la alegría
y las ganas de vivir en Cuba y para Cuba.

Fuente de todo Sosiego: persuádenos de que sólo con tu Paz podremos redimir nuestro presente y edificar el porvenir.

Dale al esfuerzo su mérito
y Tu descanso al que terminó.
Dale a los de abajo reconocer su dignidad, luchar por sus derechos
y aprender la convivencia en la solidaridad.
Y dale a los de arriba la gracia de la conversión
y el espíritu de servicio:

¡Sólo Tú, Corazón del Padre,
podrás lograr que víctimas y victimarios
se salven en un hogar nacional de reconciliación y participación que Tú preparas para todo el que te buscan con sincero corazón!

Desde Cuba
te adoramos y te glorificamos,
con el corazón y la vida:
Gloría a Ti, Santo Espíritu de la Verdad y de la Libertad Gloria a Ti, Alma de los pueblos y Luz de las naciones, que en la ternura del Padre
y en la Pascua del Hijo glorioso
vives y reinas en el Amor y la Comunión
por los siglos de los siglos.

AMÉN: