Continúa la cacería de brujas en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. Esta semana en particular está siendo muy caldeada. El lunes 24 fue detenido en sus predios el periodista independiente Maykel González Vivero quien escribe para la revista El Estornudo y quien investigaba la expulsión de la estudiante de periodismo Karla Pérez González. El martes 25 el rector Andrés Castro se reunió con la Facultad de Matemática. Es una de las reuniones que ahora este policía tiene con cada una de las doce facultades de la universidad. Este miércoles 9am está ocurriendo una de estas asqueantes reuniones.
Los meetings son muy singulares y denotan que el grado de descomposición del campus se encuentra en su grado más extremo. En un local previo al que son citados, los profesores tienen que dejar bolsos y celulares antes de entrar ya que no confían en ninguno y temen se filtre lo que el inquisidor dice y cuyo único fin es generar el terror entre todos. Para su perorata Castro utiliza como ayuda un powerpoint de letra muy pequeña, solo habla él, no cede lugar a opinión alguna. Su frase más usada es: «el que no se monte en el barco se va de la universidad, no vamos a permitir a nadie más que no sea revolucionario». Quien no cumpla con los «parámetros» revolucionarios no tiene más cabida en sus recintos.
Este admirador de Luis Pavón Tamayo encargado de reavivar los tiempos más sórdidos se empeña de cualquier manera en hacer honor a su triste apellido. Según reconoce, en los últimos 8 meses ha expulsado a 16 personas de la universidad, entre profesores y estudiantes; las últimas han sido Dalila Rodríguez y Karla Pérez. De cada uno explica ¨razones¨ y admite que en las resoluciones no se declaran con claridad los motivos pues esto generaría aún mayor revuelo del que ya existe en las redes sociales. De paso está ordenando al decano de cada facultad que seleccione a 15 profesores para que refuten por encargo todo cuanto aparezca en las redes desnudando esta triste realidad y para que lo defiendan a él y a la universidad. Aquel famoso quinquenio de entre 1971 al 75 apenas luce gris entre tantas décadas de oscuridad de las cuales esta penosa universidad constituye una de las más tenebrosas expresiones.