Desafortunadamente para muchos creyentes, sea cual fuere la religión que se profese, existe una diferencia entre lo que se cree y lo que se vive. Es lo que algunos sociólogos en el ámbito cristiano denominan como esquizofrenia espiritual. Con razón declara Carlos Scott, Mentor en Mision GloCal y Miembro Asociado de la Comisión de Misiones en World Evangelical Alliance en El movimiento iberoamericano y las iglesias: reflexiones sobre nuestra misionología:
«… ser cristiano se entiende exclusivamente en categorías religiosas y cúlticas. Esto significa el conocimiento de prácticas, credos, observancia del Domingo, membresía, asistencia, la frecuencia de los cultos, el apoyo a la Iglesia, etc. Hemos tenido mucho éxito: “logramos retirar a los cristianos del mundo”. Con más de 80.000.000 de creyentes en Iberoamérica parece que no pudimos permear la sociedad con los valores del Reino de Dios…Debemos afirmarnos en que tanto la evangelización como la acción social son componentes de la misión. La evangelización y la acción social no son componentes o partes separadas de la misión, sino más bien dimensiones de la misión única e indivisible de la Iglesia…Por lo tanto hablar de Misión es hablar de un mensaje integral de salvación que no conoce fronteras de ningún orden y que está dirigido a todo ser humano y considera toda la realidad de la persona: lo físico, lo moral, lo espiritual, lo intelectual, lo social o lo político…La encarnación es el modelo para la misión de la Iglesia. En su encarnación, Jesús se identificó con la humanidad pecadora, se solidarizó con ella en sus aspiraciones, angustias y debilidades y la dignificó como criatura hecha a imagen de Dios. La Iglesia está llamada a encarar su misión al estilo de Jesús.»
Son precisamente aquellos creyentes que comprenden en Cuba que la Fe cristiana no es para vivir en solitario o para aislarse en guetos, sino precisamente para involucrarse y participar social y políticamente en transformar a la nación y así ayudar a que salga del caos en el que se encuentra, quienes se convierten in so facto en el blanco principal de la represión; y reprimir a alguien solo por intentar vivir y llevar a la práctica lo que cree tiene que ser calificado también como lo que es: violaciones a las libertades religiosas fundamentales. Aunque los ejemplos abundan cada vez más y provienen de todas las confesiones religiosas, fundamentalmente en sus bases, lejos de los intereses de las jerarquías, la pastora evangélica Joanna Columbié Grave de Peralta, adicionando el significativo hecho de ser una mujer, constituye un vivo ejemplo de ello.
no solo es una cristiana comprometida, sino una pastora egresada del Seminario Evangélico de Teología de Matanzas y cuyo ministerio primero el sistema atacó, de lo cual es un ejemplo la iglesia independiente en su propia casa que Joanna estuvo pastoreando en la localidad de Céspedes en la provincia de Camaguey. Precisamente por su compromiso cristiano Joanna aceptó la propuesta de Somos + para dirigir su Academia. ¡Todo un honor para los evangélicos cubanos! – por cierto no es ni la única cristiana comprometida ni la única pastora que en su libre albedrío ha decidido integrarse a Somos +, otros muchos que desean, como buenos cristianos, auténticas libertades y pluralidad para Cuba también lo están haciendo.
Según las últimas noticias el régimen anuncia que ¡DEPORTARÁ! a Joanna a su lugar de origen en el interior de la isla. Quienes defienden todavía lo indefendible: al sistema diabólico cubano deben saber que ese régimen deporta a sus propios ciudadanos en el interior de la isla según los guettos que ha diseñado para controlar a la población. La Seguridad del Estado también anuncia que abrirá una causa contra Joanna para intentar aislarla y cercenarla aún más.
Joanna no es un caso aislado, lamentablemente, pero es un caso real y tangible de este momento. No quedemos de brazos cruzados acatando tanta impunidad…
Joanna no solo es una cristiana comprometida, sino que es también una pastora egresada del Seminario Evangélico de Teología de Matanzas y cuyo ministerio pastoral siempre fue importunado por el sistema, de lo cual podrían atestiguar sus feligreses en la iglesia independiente que funcionó en su propia casa en la localidad de Céspedes en la provincia de Camagüey. Precisamente por su compromiso cristiano fue que Joanna aceptó la honorable propuesta del movimiento político Somos + para convertirse en la directora de su Academia 1010. ¡Todo un honor para los evangélicos cubanos! – por cierto no es ni la única cristiana comprometida ni la única pastora que en su libre albedrío ha decidido integrarse a Somos +, otros muchos que igual desean auténticas libertades y pluralidad para Cuba también lo están haciendo.
Pero ello ha tenido un alto precio para Joanna en un país donde se penaliza la discrepancia política y donde solo el Partido Comunista posee el privilegio exclusivo, no solo de ser reconocido legalmente, sino inclusive de dirigir a su antojo los destinos de toda la nación. Y un Partido que posee por cierto una entidad dedicada por completo a controlar todo cuanto tenga que ver con religión, la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central, dirigida por la Sra. Caridad Diego Bello. Basta solo googlear brevemente con el nombre de la activista para advertir las numerosas violaciones a múltiples de sus derechos de las que ha sido objeto tan solo en el último año.
En el momento en que se escriben estas letras Joanna permanece arbitrariamente recluida en una celda desde el viernes 26 de mayo en la cárcel del Vivac en La Habana. Según las últimas noticias sus carceleros anuncian que ¡DEPORTARÁN! a Joanna a su lugar de origen en el interior de la isla, no sin antes procesarla judicialmente vaya usted a saber con cuales cargos. Quienes defienden todavía lo indefendible deben saber que en Cuba el sistema llega al extremo de deportar a sus propios ciudadanos en el interior de la isla según los guetos que ha diseñado para controlar a la población.
Las organizaciones que dentro de la isla o en el mundo se especializan en condenar las violaciones a libertades religiosas deberían tomar en cuenta casos como el de Joanna y por supuesto la situación específica de esta pastora reprimida en Cuba. Libertad religiosa va mucho más allá de tener un templo en el cual reunirse y poder hacerlo determinados días en determinados horarios de la semana, y ya se sabe que tan solo en estos términos existen cuantiosas violaciones en Cuba; pasa por supuesto también por los derechos de todas las organizaciones religiosas de poder registrarse legalmente y adquirir con ello todas las obligaciones y derechos que debería concederles una Ley de Culto que por cierto brilla por su ausencia en la isla; pero llega incluso al derecho inalienable de cada individuo no solo de creer, sino de profesarla y ejercerla; especialmente si se trata de preceptos tan justos y dignos como los del credo de Joanna.