Doy gracias a Dios por permitirme visitar hace un año a Waterloo, muy cerca de Bruselas, el lugar donde se libró la famosa batalla de 1815 que puso fin a los propósitos expansionistas de Napoleón Bonaparte. Yo también fui a librar allí una batalla importante, tuve entonces la oportunidad de asistir desde Cuba para participar en el Parlamento Europeo en un Panel del Alliance of Liberals and Democrats for Europe Group (ALDE) dedicado a discutir acerca del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación entre la Unión Europea (UE) y Cuba.
Al año exacto (31 de mayo) de mi intervención en el Panel del ALDE los eurodiputados de la Comisión de Desarrollo del Parlamento Europeo avalaron el Acuerdo UE y Cuba, ya firmado a finales de 2016; aunque la recomendación legal para la votación en pleno será la de la Comisión de Asuntos Exteriores, el 20 de junio.
Lo que me hace sentir optimista, y que me hace pensar que mi batalla de hace un año no tuvo el mismo resultado que la de Napoleón Bonaparte en 1815 en Waterloo; es que en esta votación los eurodiputados de la Comisión de Desarrollo enfatizaron la necesidad de exigir altos estándares en materia de derechos y humanos y libertades en la nueva etapa que la UE inicia con Cuba; y que el Parlamento Europeo emitirá una resolución con sus demandas políticas a Cuba, y en la que populares y liberales europeos quieren elevar las exigencias de derechos y libertades a La Habana…
Tal vez consigan algo en definitiva quienes realizan este esfuerzo colosal por dialogar e intentar llegar a acuerdos con los secuestradores del pueblo cubano… ¿quién sabe?