Hace un año atrás tuve la oportunidad de estar presente en Argentina durante la contienda electoral que trajo el cambio y puso a Mauricio Macri en el poder. ¡Lo mejor que pudo hacer Argentina para colocarse por fin en el siglo XXI! Llegué el 15 de noviembre de 2015 en la noche del primer debate presidencial de la historia de ese país austral entre Scioli y Macri. Todo ello fue parte de una pasantía que discurrió entre los think tanks Fundación Libertad, en Rosario, y el Cippec en Buenos Aires -este último jugó un papel fundamental en la celebración de los debates-. El domingo de las elecciones tomé mate argentino por primera vez en mi vida y estuve presente en las primeras elecciones libres de mi historia, en las cuales además ganó el candidato por quien apostaba en todo mi fuero interno, a pesar de intentar manenerlo lo más didimulado posible por no ser argentino. Todo ese día acompañé a uno de los fiscales de colegio en colegio por la ciudad de Rosario. Y tuve la inmensa dicha de ser observador en una de las salas oscuras durante el conteo, Mesa 4139 del Colegio La Sagrada Familia, en la cual por cierto, también ganó el Pro.
Me fui justo el día antes de la toma de posesión para celebrar el Día internacional de los Derechos Humanos (10 de diciembre) en Ybor City, Tampa; en un evento que enfatizaba por cierto el Artículo 21 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ¡el derecho a la Democracia!, donde ofrecí un discurso en la histórica Jose Martí Steps invitado por la Ong United for Human Rights – Florida; junto a los cubanos Lincoln Díaz-Balart, procedente de Miami, Guillermo Toledo, procedente de Puerto Rico y a Daniel A. Álvarez de la propia Tampa y escogido como el Hombre Hispano del Año 2015 por la Administración del Tampa Hispanic Heritage, Inc.
En mi discurso en Jose Martí Steps publicado entonces en español e inglés en mi blog Cubano Confesante (http://bit.ly/2fCqAwO) entre otros aspectos, luego de expresar mis emociones entonces recién vividas en Argentina, declaré:
El pueblo norteamericano tendrá la oportunidad en el 2016 de decidir entre la notable y variable oportunidad de candidatos. ¡Y Dios ilumine sus mentes y conciencias para realizar la mejor elección! Fuere la que fuere. Pero que sea la mejor.
Casi un año después Dios me dio la oportunidad de seguir en vivo y con sumo interés los debates presidenciales de las elecciones norteamericanas que coordina desde 1987 la bipartidista Comisión de Debates Presidenciales (CPD, por sus siglas en inglés), el 26 de septiembre de 2016, que estableció el récord del debate más visto en la historia de Estados Unidos, con 84 millones de espectadores; el del 9 de octubre de 2016 y el tercer y último el 19 de octubre, que enfrentó a la candidata del Partido Demócrata Hillary Clinton y al candidato del Partido Republicano Donald Trump. También pude prestar 100% de atención al único debate vice-presidencial, el 4 de octubre, entre Tim Kaine y Mike Pence. Y por último, seguir paso a paso el día histórico de las elecciones del 8 de noviembre.
Como cubano, que nunca he tenido la oportunidad de vivir emociones como las sí vividas en países extranjeros como Argentina y USA, ahora más que nada le pido a Dios que me de la oportunidad de plasmar todo lo aprendido para mi pobre país sin democracia. Como hace un año también dije en mi discurso de Jose Martí Steps ahora reitero:
Los vientos de Dios que por más de tres años me mueven por el mundo me impulsan a soñar que en mi patria cubana se cumpla por fin el sueño irrenunciable de Martí: de la libertad y de la democracia también para Cuba. ¡Así sea!
¡Felicidades a Argentina por su democracia puesta de manifiesto en 2015! ¡Felicidades a los Estados Unidos por su democracia puesta de manifiesto en 2016! Para ello también, ¡que Cuba cuente conmigo!