Jamás olvido de niña la frase que mi madre acostumbraba a usar cuando veía a algún padre golpear a su hijo para disciplinarlo: los golpes no enseñan, todo lo contrario. Aunque la Biblia expresa que a los hijos se les debe disciplinar con vara, esa vara no es expresión literal de violencia, sino de la medida moral con la cual los superiores deben enseñar a sus descendientes. Así llevando este análisis al plano social, podríamos afirmar que si la sociedad no educa y encamina a sus hijos por los caminos del bien y si los gobiernos no cumplen con sus más elementales obligaciones y deberes para con sus ciudadanos, entonces usar la vara, ya sea en el sentido de la violencia física o en el plano moral termina siendo una actitud hipócrita de parte de quienes están para velar por el desarrollo de naciones que protejan, sustenten, afirmen a los hombres y mujeres a quienes dirigen y no para lo contrario.