A propósito de nuestras «Treinta preguntas sobre libertad religiosa en Cuba»: Próximo 27 de febrero en Washington: « CUBAN CHURCH LEADERS REPORT ON RELIGIOUS FREEDOM AND DEVELOPMENTS IN CUBA, CALL FOR CHANGE IN U.S. POLICY»

¨… que tendrán apariencia de piedad pero negarán su eficacia¨ (2 Tim 3.5, RV´95)

¨… vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces¨ (Mateo 7.15, RV´95)

¨Tus profetas han declarado tantas tonterías; son falsas hasta la médula. No te salvaron del destierro exponiendo a la luz tus pecados. Más bien, te pintaron cuadros engañosos y te llenaron de falsas esperanzas¨ (Lamentaciones 2.14, NTV)

por Mario Félix Lleonart

 

No hay dudas de que el régimen cubano pretende engañar al mundo respecto a sus manidas violaciones en materia religiosa, como sucede con todas las demás. Resultan visibles sus reacciones a denuncias realizadas por prestigiosas agrupaciones internacionales entre las que sobresalen las de Solidaridad Cristiana Mundial (CSW) quien tan temprano en este año como el 9 de enero daba a conocer un documento que acusaba recibo de 185 denuncias recibidas desde Cuba en 2013 en contraste con las 120 de 2012 y que concluía con palabras directas de su presidente Mervyn Thomas dando por sentado contundentes razones que no dejan lugar a este régimen despótico que no sea el del banquillo de los acusados; el mismo que ahora ocupa Viktor Yanukovich.

 

No es raro encontrar en los medios de prensa oficiales de cada semana en Cuba (monopolio total del régimen) loas y autogolpes de pecho intentando ocultar la verdad de su naturaleza violatoria. Algunos como la descontextualizada Iglesia Ortodoxa Griega caen en la trampa haciéndose muy poco favor con su eco al sistema engrosando su cortina de humo al respecto. El Granma del pasado miércoles 19 informaba acerca del encuentro de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político y Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros con “representantes nacionales de instituciones religiosas y asociaciones fraternales de todo el país” de las que sin embargo solo se menciona a Antonio Castañeda, presidente de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, y a Dianet de la Caridad Martínez, presidenta de un movimiento estudiantil cristiano que por más que intento averiguar nadie conoce, como atestigua Google. Este tipo de encuentro de Díaz Canel con personalidades “religiosas” ocurre con frecuencia. Esta vez “se intercambió acerca de la subversión política e ideológica que realizan los enemigos de la Revolución”.

 

Como en un desespero de esos que confirman el dicho popular del “dime de que alardeas y te diré de que careces” se confirma que el show montado por el régimen esta vez llegará hasta Washington, aprovechando las bondades de la democracia norteamericana. Indudablemente se trata de una calculada reacción al viaje que nosotros mismos realizáramos en septiembre pasado también al DC enarbolando 30 preguntas que indudablemente han hecho mella al régimen.  El montaje tendrá lugar el próximo jueves 27 de febrero en el mismísimo Capitolio, de 12 a 1 de la tarde, con almuerzo incluido se anuncia: “CUBAN CHURCH LEADERS REPORT ON RELIGIOUS FREEDOM AND DEVELOPMENTS IN CUBA, CALL FOR CHANGE IN U.S. POLICY”. Las mismas voces, que de tan usadas ya gastadas, serán las que se presten al juego sucio. Los mismos invitados de siempre a las mesas redondas, las mismas caras de los actos políticos. Clérigos representantes de la dolce vita que genera el concordato con el poder en Cuba, representantes no del pueblo, sino de jerarquías religiosas dedicadas a vocinglear en favor del régimen son los escogidos para realizar esta importante misión revolucionaria. Encabezados por el actual presidente del Consejo de Iglesias de Cuba (Cic) José Ortega Dopico, un panel de seis miembros estará también integrado por Maria Yi, la vicepresidenta del Cic, Griselda Delgado (quien recientemente concluyera sus confortables vacaciones en Hawai), Reneirio Arce, Raúl Suárez y Rhode González. Todo ello con el apoyo del Senador Jeff Flake (R-AZ) y el Representante James P. McGovern (D-MA) y el auspicio del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), la Iglesia Presbiteriana en USA, la Iglesia Episcopal, la Iglesia de Cristo, la American Baptist Churches, la American Friends Service Committee y el Global Ministries of the Christian Churches. 

 

La lógica que se pretende aplicar es que estos jerarcas desde las cúpulas de instituciones e iglesias privilegiadas por el régimen poseen mayor credibilidad que nosotros, pobres curas de aldea. Puede que esta lógica funcione entre los hombres. Me satisface que con Dios resulta a la inversa, siempre al pie del pueblo, entre su polvo y su fango, desde donde provienen nuestras treinta interrogantes, del corazón de la Cuba profunda. Que se esté reaccionando de una u otra manera a nuestras treinta preguntas, o a contundentes denuncias e informes como los de CSW, constituye de cualquier manera una confirmación a que por débil que sea nuestra voz se está haciendo escuchar y el régimen deberá realizar cada vez mayores esfuerzos por maquillar su deteriorada imagen. ¡Habrá que ver que voz se escucha más fuerte en el Capitolio! ¡Por lo menos la de nosotros se escuchó primero!  

 

TU ME DAS, YO TE DOY

¿Puede ser capaz la iglesia de dar un testimonio profético en medio de una sociedad marxista si se identifica completamente con la ideología marxista y la política del gobierno?
W. Rauch, pastor en la ex-RDA

Corría el año 1960 y el Consejo de Iglesias de Cuba (Cic), que entonces no se llamaba así, sino Concilio Cubano de Iglesias Evangélicas (Ccie), adoptó su «Declaración de Principios: un mensaje a los protestantes cubanos», redactada originalmente por los pastores Manuel Viera Bernal y Juan P. Tamayo para el «Movimiento Social Cristiano». En este documento se criticaba tanto el sistema capitalista como el comunista, pronunciándose a favor de un «orden social cristiano» y de una «democracia total» que ofreciera «pan con libertad», concluyendo con un llamado al protestantismo cubano a participar «con sentido de misión en las luchas sociales, obreras, estudiantiles y políticas con el fin de impregnar la vida toda de la nación con las ideas y prácticas cristianas». ¡Como ha cambiado desde entonces el Cic!, y no lo digo solo por el nombre.

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