A veces podemos caer en la ingenuidad de pensar que en Cuba ya se ha tocado fondo y que es imposible pueda descenderse más en este desastre total al que una pandilla de gánsters condujo al país. Pero la realidad nos sorprende demostrándonos que en esta cuesta abajo parece no haber límites para la hecatombe.
Hoy acudí por enésima vez a la Estación Policial ubicada en el poblado de Camajuaní para reclamar mi laptop personal y la de mi esposa Yoaxis Marcheco, las cuales nos fueron ocupadas en dicho lugar en horas de la tarde del sábado 21 de junio luego de arbitrariamente detenernos en plena vía pública por donde libremente nos movíamos haciendo pleno uso de nuestros derechos como ciudadanos. Mi memoria USB de 32 Gb con información personal también me fue ocupada.
A pesar de nuestra queja en la Delegación Provincial del Minint el miércoles 2 de julio, la cual supuestamente debían responder en no más de quince días y de lo cual no hemos tenido referencia alguna, hemos considerado que no debemos permitir que tan impunemente nuestras propiedades sean robadas por más que quienes hayan cometido el latrocinio lleven uniformes y grados militares. Es por ello que no nos damos por vencidos y a pesar de los dos meses y medios que han transcurrido seguiremos pujando aun haciendo uso de sus cada vez más desprestigiados canales.
Fue lo que sucedió hoy cuando acudí haciendo uso del día de “Atención a la ciudadanía” que supuestamente se brinda cada miércoles en la Unidad policial. Cuál no sería mi sorpresa cuando al conducírseme a la oficina del Jefe de la Unidad, sentado en el buró y fungiendo como tal, recién estrenado en este puesto hace unos días, se encontraba nada menos que un individuo conocido municipalmente con el alias de “Ripillo KP3”, Orelvis Rodolfo Hernández Castro, con número de placa 15829. A pesar de que por experiencia conozco el estado de putrefacción de todas las instancias que responden a este miserable régimen, mis ojos no podían creer todavía que la PNR hubiese descendido aun más bajo. Y por supuesto tras dos meses y medio de ocupadas nuestras propiedades, “Ripillo” no tenía ninguna respuesta que darnos; aunque confieso que al descubrir lo que encontré las laptops y la memoria quedaban en un plano muy secundario.
Orelvis Rodolfo Hernández Castro posee tan bajo historial que además de las miles de anécdotas que existen de innumerables casos a nivel municipal llegó a ser sancionado hace apenas cuatro años, el 5 de agosto del 2010, en la sentencia número 45 del Tribunal Militar Territorial Central por los probados delitos de Coacción y Coacción. Milagrosamente y tras mucho esfuerzo de la familia de las víctimas pudo ser demostrado entonces que este individuo, junto al Capitán Gustavo Monteagudo Gonzáles y el oficial operativo, teniente Reinier Hurst Rodríguez habían golpeado (torturado) en interrogatorios a los adolescentes Osleidy Esequiel Díaz Carvajal y Maikel Pérez Ferrer el 26 de enero de 2009, para intentar arrancarles la confesión de un delito que los muchachos no habían cometido y por lo cual se encontraban recluidos en la Unidad Provincial de Investigaciones Criminales y Operaciones de Villa Clara. Orelvis Rodolfo Hernández Castro fungía entonces como Instructor Penal de la unidad homóloga en Caibarién y acompañado de sus otros dos secuaces y con la autorización del Jefe de la Unidad Provincial actuaron como verdugos de los dos jóvenes durante el interrogatorio al que les sometieron a las 21.30 horas en los cuartos de interrogatorios 2 y 3 de dicha unidad provincial.
Aunque la familia tras infinitas gestiones logró que “Ripillo” y sus secuaces fuesen sancionados a ridículas sanciones al cabo de cuatro años lo que ha sucedido es que los culpables han sido promovidos y en el caso emblemático de este ahora es la máxima autoridad policial de todo el municipio Camajuaní. No han bastado las constantes amenazas de este individuo y sus secuaces para intentar lograr el silencio de las víctimas. Según reportan los afectados, en el transcurso de sus reclamaciones, el 24 de marzo de 2010, fueron visitados por tres integrantes del MININT Nacional quienes les amenazaron de muerte si hacían públicas las sanciones conseguidas contra los tres uniformados. La atrevida visita se produjo en auto marca Yunday con chapa del Minint Nacional número HO2177. De los tres visitantes solo se pudo averiguar la identidad de quien fungía como chofer, vestía con grados de Capitán, y se nombra Armando Suárez con número de identidad 65012909681, sus amenazantes compañeros ostentaban grados de Teniente Coronel y de Mayor.
Hastiados de amenazas y coacciones los dos jóvenes a quienes brindo atención pastoral, notablemente heridos, se han decidido a hablar y me han autorizado a reportar sus testimonios así como a publicar el documento de la sanción a los malhechores, encomendándose, junto a mí, a la protección divina. Esta mañana al encontrar tras el buró a “Ripillo KP3” como el individuo sin moral representando al “Estado” cubano para darme una respuesta respecto al robo a mano armada que sus compañeros de uniforme nos perpetraron a mi esposa y a mí el pasado 21 de junio, ya no tuve dudas de que no había más que esperar. Es imposible asimilar tanta falta de pudor.