… no se inquieten ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido. Fue Dios quien me envió a este lugar antes que ustedes, a fin de preservarles la vida (Génesis 45:5, NTV).
Luego de dieciséis meses de hibernación regresa este blog “Cubano Confesante”. Agradezco a quienes extrañaron la ausencia de los post y me alentaron a recuperar el acceso perdido. Y también incluso a quienes oraron por tal motivo. El error de mi parte de acceder automáticamente, desde un único dispositivo dedicado, que tenía la contraseña guardada (al punto de que yo mismo, por ingenua comodidad de mi memoria, terminé por olvidar), me costó quedar sin contraseña cuando inesperadamente colapsó el equipo. La historia de cómo vuelvo a acceder se remonta a los orígenes del propio blog en 2010, mientras vivía en las fauces de la Cuba profunda prácticamente sin acceso alguno a internet, y tiene que ver con hermanos que entonces me ayudaron a abrirlo, y que, igualmente, durante mis inexplicables dieciséis meses de ausencia se encargaron de mantenerlo tan a salvo que lo mantuvieron a salvo hasta de mi mismo. La necesidad de volver a publicar terminó por imponerse y consiguió que finalmente hoy esté de regreso.
En el momento en que despierto de estos dieciséis meses de hibernación descubro a una humanidad que atraviesa por una crisis que era inimaginable cuando colgué el post anterior. Dejé tanto que decir en el tiempo perdido que intentaré en lo posible hacerlo en lo adelante, si es que las circunstancias presentes lo permiten. De momento prefiero, precisamente en días de plena pascua judía, imaginar que, como mismo aquella terrible época de plagas en Egipto desembocó en la salida y liberación de los hebreos; también la actual crisis redundará en restauración, e incluso, este pequeño símbolo de la resurrección de mi blog en medio de tantas perdidas, se me vuelve una señal personal de esperanza.
No solo el final de la esclavitud de los hebreos en Egipto fue convulso, el propio inicio de su presencia allí comenzó con aquella otra extraña historia de los hijos de Jacob que vendieron a su propio hermano José como esclavo, pero que derivó, sin que fuesen capaces ellos mismos de imaginarlo, en plan de Dios para la preservación de Israel, en aquel otro momento crucial de su historia, en “épocas de vacas gordas y de vacas flacas”, en los que, de no haber ocurrido lo que ocurrió, no habrían sido capaces de sobrevivir. Precisamente sobre esta historia leí recientemente en “The Fall of Tyrants (La caída de los tiranos)” del pastor Laszlo Tokes:
, y escuché en el final de la canción “Santo”, que grabó Danay Suárez en Khuba Estudio, en la Iglesia “Jesús Rey de Gloria”:
intertextos que me han acompañado durante estos días también tan extraños, en los que se habla tanto de muerte, y en los que sin embargo se empecina en resucitar mi blog “Cubano Confesante”.
Mario Félix Lleonart Barroso