Cuando creíamos que todo lo teníamos resuelto y que el padrino bolchevique nos garantizaría la vida por los siglos de los siglos, llegó el principio del fin. La antigua y aparentemente bien constituida URSS se desplomó en pedazos, eso sucede con los gigantes de pies de barro. Recuerdo bien el día en que interioricé el derrumbe del socialismo europeo, en lo personal también estaba en proceso de tránsito, del bachiller a la universidad y en medio de aquel ambiente de inseguridad y malos pronósticos futuristas, un sentimiento de incertidumbre me abrazaba hasta asfixiarme, era la incertidumbre de una nación que debía enfrentarse a una de las mayores crisis económica, política y espiritual de su historia, aunque no la primera y mucho menos la última de estas crisis; los cubanos hemos aprendido a sobrevivir los declives del sistema totalitario que toma decisiones según como fluya la marea, que se dice y se contradice, todo en su obstinada batalla por prevalecer y no soltar el poder y la voz de mando.
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LA TSMP, la SARA y la Shouwang chinas, y cubanas
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Juan 3.8
Con avidez leí el boletín No. 6 de 2011 de la Voz de los Mártires (VOM), www.persecucion.org . Días antes, el domingo 13 de noviembre, habíamos tenido en cuenta en nuestras iglesias su convocatoria acerca del Día Mundial de Oración por la Iglesia Perseguida, cuyo énfasis extendimos inclusive por toda una semana hasta el domingo 20 en que proyectamos el excelente cortometraje «La prueba de fe de Esteban», también producida por la VOM.
NO QUIERO SER EL PASTOR DE EL HOMBRE QUE AMABA LOS PERROS
Lo que terminó de complicar mi credulidad fue sin embargo, el reclamo de una necesaria humildad cristiana proclamada desde el púlpito por unos jerarcas teatrales, de cuya sinceridad empecé a dudar cuando supe de la existencia de autos, viajes al extranjero y privilegios, adquiridos a cambio del olvido del pasado, complicidad y silencio.
Recién acabo de leer la novela El hombre que amaba los perros del talentoso escritor cubano Leonardo Padura Fuentes y he quedado impresionado por el derroche de talento del novelista, lo cual, no obstante, ya tenía confirmado desde mi lectura de sus novelas anteriores.