Este 28 de julio el Departamento de Estado de los EE.UU dio a conocer su Reporte sobre Libertad Religiosa a nivel mundial. En este tipo de violaciones, como en muchas otras, no podía dejar de faltar Cuba por supuesto. En su acápite: Gobiernos que reprimen la Libertad Religiosa, está su nombre junto a Corea del Norte, Arabia Saudita, Irán, Sudán, China, Tajikistan, Turkmenistan y Uzbekistan. Que quienes desgobiernan Cuba son también violadores de este derecho humano es algo sobradamente probado, a pesar de sus esfuerzos en los últimos años por un cambio de política respecto a la religión que de intentar destruir ha pasado a intentar manipular y usar.
Nuestras treinta preguntas (bit.ly/1797aWT ) formuladas ya hace casi un año apuntan a aspectos de este tipo de violaciones. Basta revisarlas una a una para percatarse que tras su formulación, lejos de tomarse nota de ello e intentar mitigar, por lo escandaloso, su validez, lejos de ello, se ha trabajado para reforzarlas. Lamentablemente todas ellas hoy se encuentran con mayor vigencia que cuando las dimos a conocer. Pienso por ejemplo en una de ellas que ahora mismo tengo fresca en mi memoria por tener que ver con una visita especial que realizara a Trinidad unos días antes del viaje que ahora realizo por USA, volviendo a poner sobre el tapete precisamente las violaciones a la libertad religiosa en Cuba.
Pronto hará un año que el sacerdote católico José Conrado fuera trasladado de la diócesis de Santiago de Cuba para la de Trinidad. Por ende hace rato que le debíamos una visita para saludarle como vecinos. Además de Yoaxis y yo la oportunidad permitió que el activo laico católico de Caibarién, Amador Blanco Hernández, y el protestante camajuanense Leonardo Alonso, ambos muy activos en los eventos convocados por Patmos en el centro de la isla también participasen. Por supuesto qua la pregunta veintiocho de las treinta fue objeto de nuestro encuentro. Queríamos saber si al menos podíamos retirar su nombre como ejemplo de líderes religiosos que el régimen intenta aislar con diversos métodos. Aunque le escuchamos y reforzamos nuestra posición no eran necesarios sus argumentos. Desde que llegamos nos dimos perfectamente cuenta de la cámara de video colocada adrede y de manera totalmente visible espiando la entrada a la casa pastoral junto a la parroquia. ¨La colocaron justo un mes después de mi llegada a Trinidad, y lo hicieron de manera que todo el mundo se diese cuenta que lo estaban haciendo. Todo el que entra aquí se percata enseguida que la Seguridad del Estado sabe que lo ha hecho¨_ nos comentó resignado. ¨Ustedes llegaron porque son cubanos como yo, al extranjero que intente acercárseme enseguida lo interrogan o hasta deportan¨. Preocupados por la falta de comunicación nos respondió que aunque ya había pedido revisión su correo electrónico asignado por la iglesia solo estaba permitiéndole recibir mensajes, pero los suyos no llegaban a sus destinatarios, otro vestigio adicional del aislamiento a este valioso hombre de Dios. Nuestra charla no solo versó sobre estas violaciones. Con maestría el P. Conrado nos habló acerca de lo que denomina ¨indefención aprehendida¨ o ¨desesperanza inducida¨, citando a Martin Seliman, enfermedad social de la que padece nuestro pueblo que estamos determinados a curar.
Aunque no existieran las otras veintinueve preguntas ni la realidad abrumadora que con creces las supera, el solo caso del P. José Conrado ahora en Trinidad sería suficiente para incluir como violador de libertad religiosa a quienes mancillan por más de cincuenta años los derechos de los cubanos, tanto en reportes como este del Departamento de Estado de los EE.UU. como en los de cualquier otra entidad que se exprese al respecto. Pero lo que más inspira es que, a pesar de estas realidades, profetas como José Conrado continúan encarnando a la iglesia que Dios quiere en Cuba, sin importar las consecuencias.