Hoy visité las oficinas de la VOA. Y me sentí como redescubriendo a una entrañable familia. Entre los recuerdos de mi primera infancia en aquellas noches oscuras en Cuba –porque no tuvimos electricidad en mi casa hasta que cumplí los 9 años- sobresale «Yankee Doodle», su melodía de intervalo, que salía de las bocinas de aquel radio VEF con baterías también soviéticas y que mi padre sintonizaba noche tras noche para enterarnos de qué era lo que sucedía en el mundo. Cuando en el 20 de mayo de 1985 se fundó Radio Martí como servicio especial para Cuba entonces la VOA se volvió parte de la propia casa, aunque no dejamos de escuchar su programación directamente emitida en español para toda América Latina, especialmente en los atardeceres.
Mi anfitriona en esta significativa visita fue Carmen María Rodríguez (o Esther Shayna por su nombre judío). ¿Quién en Cuba no conoce su dulce voz comunicando reportes tan concisos como valiosos? Fue un lindo reencuentro, ¡casi exactamente dos años después!, pues nos conocimos en Nueva York el 28 de agosto de 2015, en la sede de las Naciones Unidas cuando viajé desde Cuba para participar en una cumbre de Derechos Humanos. Podría decirse que sin ella los noticieros de mediodía de Radio Martí quedarían incompletos. Gracias a sus segmentos, quienes sobreviven en el interior de Cuba se mantienen al tanto de los avatares e incidencias de la ONU, sobre todo cuando atañe de manera especial a nuestra isla. Carmen María es una de esas voces familiares que tantos cubanos conocemos y que con el decursar de los años se nos ha vuelto imprescindible. Si bien Radio Martí cuenta con algunos reporteros -su número y presencia deberían ampliarse mucho más- ella desde Nueva York (y ahora también en Washington), y Boris Luis Santa Coloma desde Europa (con quien también compartí en 2015 cuando asistí al Forum 2000 en Praga), forman parte de la historia y esencia de los reporteros a distancia de que dispone Radio Martí y TV Martí.
Fue emocionante conocer en persona a Tony Cano cuya voz es otra de las superconocidas en Cuba, y por supuesto en todo el continente, y de quien también desde hace décadas soy ferviente admirador, y deudor, por todo el caudal de información que audiblemente ha sido capaz de compartirme. Gesell Tobias y Carmen Cento fueron otras de mis gratas sorpresas del día porque sin ellos el servicio latinoamericano tampoco sería igual. Y también lo fue conocer a Ronald César, jefe del servicio en creole de la VOA; o al kurdo Jani Diylan, ya que vale señalar que la VOA está disponible en más de 100 países y en más de 60 idiomas.
Pero una de las presencias que más me emocionó fue la nuestra amiga Karen Caballero -quien se encuentra en persona en la sede de Radio y TV Martí en Miami- pero que en el sólido edificio federal Wilbur J. Cohen que acoge las instalaciones centrales de la VOA, permanece fija en una foto que atrae la vista de todos todo el tiempo justo en el pasillo principal, el de la gerencia, del que tal vez sea el grupo de radiodifusión más importante del mundo.