SAPERE, AGERE, LOQUI

Sazona con sal todas tus ofrendas de grano, para acordarte del pacto eterno de Dios. Nunca te olvides de poner sal a tus ofrendas de grano (Levítico 2:13, NTV).

Y cada sacrificio será salado con sal. La sal es buen apara condimentar, pero si pierde su sabor, como la harán salada de nuevo? Entre ustedes deben tener las cualidades de la sal y vivir en paz unos con otros. (Marcos 9:49-50, NTV).

En septiembre de 2015, participé en la edición 19 del Fórum 2000, evento fundado por Václav Havel y que se celebra anualmente en Praga. Entre mis actividades extra Fórum procuré visitar la Facultad Teológica Protestante de la Universidad Charles  en Černá 9, 11555; fundada en Praga el 28 de abril de 1919.

Llamo poderosamente mi atención el emblema de esa Facultad. Un cáliz en el centro mismo simboliza su vínculo con la herencia de la Reforma Checa, especialmente con la Reforma Husita, que reintrodujo la recepción del cáliz por parte de los laicos en las celebraciones de la Cena del Señor. A la izquierda y a la derecha del cáliz, hay dos referencias a las Escrituras: Levítico 2:13 y Marcos 9:49. En ambos pasajes se encuentra la palabra «sal». En la mitad superior del diseño redondo pueden leerse las palabras en latín: SAPERE, AGERE, LOQUI, que significan en español: pensar, actuar, hablar. El origen histórico de este lema se remonta a Jan Amos Komenský (Comenius), el último obispo de la antigua Unidad de los Hermanos. La conexión entre el lema y las dos citas de las Escrituras se esclarece cuando nos percatamos de que las letras iniciales de las tres palabras en el lema (Sapere, Agere, Loqui) forman la palabra latina SAL.

Tanto en Levítico 2:13 como en Marcos 9:49 se hace referencia a la sal como un ingrediente adicional que se disuelve y dispersa a lo largo de la ofrenda de sacrificio. Y esta autodisolución y autodispersión deberían ser experiencias diarias para los creyentes y para las iglesias, por supuesto también para los creyentes cubanos. Al poner en tela de juicio los propios instintos de autoconservación, esto compromete todo nuestro pensamiento, acción y discurso al servicio de las comunidades cristianas y cívicas, nos advierte y protege contra la corrupción del egoísmo, y nos alienta a servir desinteresadamente a los excluidos. Esta reflexión reta a los creyentes cubanos a no perder la dimensión de la abnegación y la renuncia voluntaria, sin las cuales no es posible la dignidad humana.

En mi visita a la Facultad Teológica Protestante de la Universidad Charles fui recibido por el profesor Peter Morée, uno de los editores de la prestigiosa revista teológica
¨Communio Viatorum¨, fundada en 1958; y quien desde 2001 realizό visitas regulares a nuestros seminarios en Cuba, incluyendo nuestro Seminario Teológico Bautista “Luis Manuel González Peña”, en la ciudad de Santa Clara, donde tuve la bendición de servir como profesor de Nuevo testamento entre 2006 y 2016. Peter fue además el Jefe del Proyecto de Investigación «Josef Lukl Hromádka (1889-1969) y el protestantismo checo en 1945-1989», respaldado por la Academia de Ciencias de la República Checa (2008 – 2011).

El gran teólogo reformado checo Josef Hromádka había sido el decano de este Seminario precisamente durante la mayor parte de las décadas de 1950 y 1960, que por entonces se conocía como la facultad Comenius, ya que en 1950, el estado comunista decidió que la Facultad se dividiera en dos escuelas: la Facultad de Teología Hus para estudiantes de la Iglesia Checoslovaca Husita, y la Facultad de Teología Protestante Comenius para estudiantes de la Iglesia Evangélica de los Hermanos Checos y las iglesias más pequeñas. No fue sino hasta después de la caída del régimen comunista en 1989, cuando se abrieron nuevas oportunidades para la Facultad Comenius, hubo un gran aumento en el número de estudiantes y la Facultad Comenius se incorporó a la Universidad Charles y pasó a llamarse Facultad Teológica Protestante, mudándose en 1995 a locales más grandes en su sitio actual.

Recuerdo la emoción que sentí durante mi visita cuando tuve en mis manos documentos originales de Hromádka, que son conservados allí. Su vida y obra resultan apasionantes y puedo entender muy bien ahora el por qué no se habla prácticamente de él en Cuba. Su nombre no es común ni siquiera entre los líderes del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC) pese a que él fue presidente por más de diez años (1958 – 1969) de la Conferencia Cristiana por la Paz, y uno de los fundadores y principales líderes del Consejo Mundial de Iglesias (CMI, en inglés, World Council of Churches, WCC).

Los acontecimientos previos a la Segunda Guerra Mundial significaron una prueba muy dura para muchos como él que experimentaron la euforia de la paz de 1918. La caída de Checoslovaquia, y el aparente triunfo del nazismo en los primeros años de la guerra, llevaron a muchos a la mayor desesperación. Acorde a sus principios cristianos Hromadka se opuso abiertamente al hitlerismo antes y después de Múnich. Karl Barth le escribió una carta instándole a abandonar su país en virtud de los riesgos que corría dado su compromiso político. Con su familia salió de Praga en 1938, rumbo a USA, nación que lo acogió por diez años y donde tuvo la oportunidad de enseñar como profesor invitado de Apologética y Ética Cristiana en el Seminario Teológico de Princeton.

Hromadka tenía justificados motivos para sentirse derrotado por el dolor, la frustración y la desesperanza; pero esto no ocurrió, como lo prueba “Condenación y resurrección”, su libro escrito durante su quehacer académico en Princeton, y que aborda el tema de la esperanza, que nace de la experiencia de primero la cruz y luego la resurrección. Era la respuesta profunda de un hombre de fe a los problemas que planteaba esa inquietante hora de la historia humana. La edición original fue publicada con una introducción de John A. Mackay, el teólogo reformado escocés, uno de cuyos primeros libros, “Prefacio a la Teología Cristiana” fue una influencia formativa en el Seminario de Teología de Matanzas por muchos años y quien en 1963 fue invitado especial al Primer Instituto Nacional Presbiteriano, disertando sobre «la Naturaleza y Misión de la Iglesia en Cuba Hoy», usando el lema de la Conferencia de Oxford de 1937: «Que la Iglesia sea la Iglesia». Desafío por cierto hoy más vigente que nunca para las iglesias cubanas.

El libro “Condenación y resurrección” es una meditación clara de que, por la obra de la gracia de Dios en Jesucristo, luego de la catástrofe, el futuro se abre para intentar una nueva creación. Creer esto fue la razón por la cual, luego del fin de la guerra, visitó Checoslovaquia en 1946 y 1947, y retornό, definitivamente, en 1948.  Este regreso constituía una experiencia de encarnación en la nueva realidad checa, la del socialismo real. A medida que pasaba el tiempo, y ante el cariz de falta de flexibilidad que demostraba el gobierno de Novotny en la conducción del socialismo checoslovaco, una tremenda inquietud se fue apoderando de Hromadka, de ahí que saludara con enorme alegría el advenimiento de la “Primavera de Praga”.

El 21 de agosto de 1968 los tanques soviéticos invadieron Praga, y Hromadka reaccionó no en la dirección que pretendían las presiones de la KGB. En una célebre carta al embajador soviético en Praga, protestó contra acto tan arbitrario en nombre de su pueblo. Los meses que siguieron los pasó enteramente comprometido en nombre de la fe y en contra de la ocupación soviética. Como represalia a su protesta fue obligado a renunciar como Presidente de la Conferencia Cristiana por la Paz en noviembre de 1969 y murió seis semanas después, el 26 de diciembre de 1969. En la caída del comunismo, veinte años después, era evidente la influencia de creyentes dignos como Josef Hromadka, y ese legado trasciende fronteras, para convertirse en desafío hoy para los creyentes cubanos, y en su caso, por tratarse de fundador y líder emblemático del CMI, constituye un reto directo a los líderes del CIC. El mismo reto que nos lanza a todos el emblema de la Facultad Teológica Protestante de la Universidad Charles: pensar, actuar, hablar; ser sal.

Las iglesias evangélicas cubanas de cara a futuras elecciones democráticas

 Ponencia que presenté lunes 29 de junio en el evento «Caminos de Transición», en La Habana (1 Conferencia teórica sobre temas de la construcción democrática en Cuba).

En el presente orden de cosas el Estado cubano alardea de que algunos de sus diputados en la Asamblea Nacional del Poder Popular son pastores evangélicos, o poseen algún otro liderazgo destacado en el ámbito religioso del protestantismo, es un intento evidente de necesaria auto-reafirmación de que el cambio constitucional que tuvo lugar en 1992 de declarar a un Estado hasta entonces confesionalmente ateo a laico fue más que un simple cambio de letra. Los casos excepcionales de líderes protestantes de los que se jacta el gobierno, como en el caso de otras minorías, como las mujeres, en el ámbito sexual, o los negros, en el racial, han contribuido a suavizar la imagen a todas luces monolítica desde el punto de vista ideológico que caracteriza a este corpus desde su organización. Es una especie de dime de qué te jactas y te diré de qué careces. En efecto, tres o cuatro nombres, de personas caracterizadas por su incondicionalidad al sistema, se han prestado para arrendar sus sotanas y edulcorar la falta de democracia en el actual parlamento. Los mismos rostros pueden ser vistos en similar condición en otros frentes a los que se les envía para representar al arcaico sistema, como se puso en evidencia en la reciente VII Cumbre de las Américas en Panamá, cuando algunos de estos “religiosos” fueron capaces incluso de participar en los denominados actos de repudio contra representantes de la sociedad civil cubana para luego afirmar que allí sintieron la presencia de Dios. Es el clásico concubinato de los príncipes y los falsos profetas. Independientemente de los esfuerzos por hacer creer a través de la propaganda oficial que estos individuos constituyen cabezas de las iglesias evangélicas cubanas se sabe con seguridad que lo que ellos realmente han sido es líderes en el denominado Consejo de Iglesias de Cuba (Cic) tras despuntar en denominaciones de escasa membresía o históricamente vulnerables a intromisiones estatales. El Cic, no obstante a los esfuerzos realizados por la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC, en conjunto con un manipulado Registro de Asociaciones del Minjus, no ha conseguido aglutinar a la diversidad de las iglesias evangélicas y protestantes de Cuba. Su membresía no llega a la mitad de las instituciones religiosas que poseen personalidad jurídica, por lo que si también tenemos en cuenta el enorme grupo de iglesias y movimientos religiosos sin reconocimiento legal, pese a procurarlo, entonces llegaremos a la conclusión de que solo una minoría dentro de las minorías que constituyen las iglesias protestantes y evangélicas han estado representadas, por no decir abusadas, por tales oportunistas.

De este contexto podría pensarse que aunque con pseudoparlamentarios al menos las minorías evangélicas han tenido alguna experiencia y que incluso han llevado la delantera a la Iglesia Católica cuyo clero si ha estado notoriamente ausente, mientras que ellas, en definitiva, de cualquier manera, han estado presentes en la Asamblea Nacional. Pero de cara al futuro esto en realidad puede revertirse negativamente para las minorías evangélicas al menos por dos razones. Por un lado, la iglesia católica, cuyas pretensiones políticas nunca han sido un secreto, y que de seguro sí procurará representantes de su clero cuando en Cuba exista por fin un Parlamento genuino, podría apelar a su abstinencia actual, como ventaja moral para obtener escaneos por no haber prestado nombres a una asamblea espuria. De otro lado, la mayoría de los evangélicos, por reacción negativa a las actuales condiciones antidemocráticas, y tal vez hasta por rechazo a las posturas de «sus representantes», adoptan una posición negativa, la del extremo del rechazo a lo político, la de enajenación, por llegar a confundir lo político con la situación actual. Se trata del lastre social de esa falsa posición política conocida como “neutralidad” que resulta tan necesario cuestionarse por cuanto, además de su real inexistencia es incompatible con la “memoria subversiva” del mensaje cristiano, y que por su desidia, cómplice de tantos desmanes, resulta en extremo peligrosa, especialmente para el futuro de Cuba.

Es imperioso reconocer que aspectos irrenunciables de la propia Misión evangélica, tal y cual se presenta, en el campo social, político, educativo, económico lamentablemente quedan excluidos en la actualidad, y lo que es peor, a veces hasta rehuidos, ya sea por temores a un Estado que de sobras ha demostrado su carácter represivo, o por reacción negativa a los procederes negativos anteriormente mencionados. Resulta extremadamente reduccionista que el potente mensaje cuya poderosa influencia ha sido demostrado con creces en la cultura occidental, y en la propia historia de América, con raíces incluso en las enormes diferencias entre el Norte y el Sur actuales; que esta fuerza que, al decir del teólogo y mártir alemán Dietrich Bonhoeffer, ¨libera de todo lo que oprime y agobia¨, sea entendida en Cuba exclusivamente en categorías religiosas y cúlticas, por más que incluyan loables conocimientos de prácticas, credos, membresía, asistencia, etc. Es innegable que también en Cuba en la presente realidad las iglesias evangélicas se han constituido en lo que el sociólogo suizo Christian Lalive denominó El Refugio de las Masas; estas comunidades, en crecimiento exponencial, se han convertido en refugio, familia, hospital, consuelo para las masas desprotegidas de la isla, y esto tiene su punto de vista positivo, pero si se desea prestar un mayor bien a Cuba se hace necesario un ir más allá si es que realmente desean contribuir a su nación como cantera de liderazgo e influencia, y no permanecer como mero reservorio. El mal ejemplo, la cara negativa de quienes pretendiendo representarles se han prestado actualmente a un juego sucio podría revertirse con futuros parlamentarios genuinamente evangélicos que contribuyan a una nueva Cuba donde se imparta verdadera justicia, real democracia, respeto a los grupos más vulnerables, mejor distribución de las riquezas, que es en sumo una nación con buenos gobernantes, lo cual coincide con el ideal bíblico que estas minorías predican.

Es hora pues, no de atrincherarse en la concha o adoptar la postura del avestruz, sino de romper primero hacia su interior mitos y tabúes puestos de manifiesto en un mutilado cumplimiento de la misión. Cuba necesita que estas poderosas minorías se integren también y participen para transformar su realidad, necesita una iglesia que entienda que tanto la evangelización como la acción social son componentes por igual de su misión, que sus buenas noticias constituyen un mensaje integral que no conoce fronteras de ningún orden y que está dirigido a todo ser humano, considerando toda la realidad de la persona: lo físico, lo moral, lo espiritual, lo intelectual, lo social y lo político. En este contexto se hace necesario que el liderazgo evangélico, si es responsable y si el destino de Cuba realmente le interesa, comience a trocar esta cultura estéril de rechazo a lo político heredado tanto del daño antropológico infringido a toda la sociedad, como por la postura negativa de quienes se han prestado al juego de una falsa democracia. Pastores, teólogos y otros líderes de las iglesias protestantes cubanas deberán abrirse a la necesidad de lo que podríamos denominar una evangelización integral para Cuba.

Y no es necesario sentarse a esperar mientras otros se dedican a cambiar las condiciones sociales y generan la creación de un auténtico parlamento, capaz de representar los intereses todos de la nación, sin soslayar a las minorías, en las cuales están representadas las iglesias evangélicas. Todos los cubanos; incluidos los evangélicos, en concordancia no solo con su trayectoria mundial, sino en la propia Cuba desde su llegada en el siglo XIX; estamos llamados a ser agentes proactivos que comenzamos a generar el cambio antes del cambio. Resulta en extremo interesante el análisis de los resultados de las más recientes elecciones de circunscripción, aun desde las estadísticas oficiales. Por un lado el histórico 20% que manifestó su oposición ya fuera mediante su inasistencia a las urnas (11,7%), por anular la boleta (4.92%) o por dejarla en blanco (4,54%). De otro lado quienes asumieron la valiente posición de ir incluso más allá intentando obtener candidaturas y aun en dos casos insólitos llegar a discutir las elecciones para obtener el apoyo de más de cuatrocientos electores que se atrevieron a votar a favor de quienes, en violación de la propia constitución, fueron denominados con el peyorativo e intimidante calificativo de “contrarrevolucionarios”. En medio de este panorama me interesa preguntarme en cuánto contribuyeron los evangélicos a cada uno de estos porcentajes. Y aun más me entusiasma imaginar las posiciones en las que podrán decidir la suerte de Cuba, no solo los líderes evangélicos, sino esa cifra de electores que arriba cada vez más y más a sus iglesias, la masa evangélica, cuando lleguen a adquirir conciencia de cuánto bien pueden hacer a la nación, en consonancia con su propia fe, si es genuina, y si esta desea verificarse mas allá de las simples asistencias a los templos: en los estándares de vida, en las decisiones democráticas, en la satisfacción de la justicia, en el bien común de todos.

Las ‘cabañuelas’ para la libertad religiosa

Agradezco nuevamente a 14yMedio, esta vez por: http://goo.gl/8WDHyT 

Actividad infantil en la iglesia

Actividad infantil en la iglesia

Los campesinos cubanos tienen una tradición que realizan cada inicio de año. Observan los doce primeros días de enero y completan la observación -en conteo regresivo- con las siguientes doce jornadas hasta llegar al día 24. Son de la idea que lo sucedido en el ámbito natural en esas fechas puede arrojar una perspectiva de cómo será el año.
Si durante el tercer día llueve, eso significa para los hombres del campo que en el tercer mes ocurrirá lo mismo. De esta forma llegan a la idea de si el año será pluvioso o seco, si habrá huracanes, mucho calor o se sentirá frío en el escaso invierno. Las tradiciones campesinas denominan a estos días que consideran preámbulos de los meses del año cabañuelas.
Para quienes formamos parte de la esfera religiosa en Cuba, el año anterior culminó con nuevas perspectivas respecto a las relaciones con nuestros homólogos en Estados Unidos. Tras el anuncio del presidente Barack Obama el pasado 17 de diciembre <http://www.14ymedio.com/internacional/Alan-Gross_0_1690030987.html>, no han sido pocos los ciudadanos de ese país que se han interesado en cómo pueden ayudarnos de manera más efectiva, dadas las oportunidades que se abren.
El nuevo escenario resulta positivo para las iglesias en la Isla que nunca dejaron de mantener relaciones de hermandad con sus similares en el país del norte, a pesar de todos aquellos que durante años se interpusieron y obstaculizaron esos vínculos.
Sin embargo, nada se gana si las perspectivas se alimentan solo de la parte positiva, obviando realidades presentes en el panorama. Si se hiciera así, solo se caería en lecturas demasiado ilusorias y en extremo cargadas de subjetividad. No hay que dudar de los buenos deseos del mundo entero, de las iglesias norteamericanas y hasta del presidente Barack Obama, pero ¿con qué obstáculos tropezarán en Cuba esos buenos deseos?
En nuestro país hay grandes impedimentos que limitan el intercambio en el área religiosa y que forman parte de lo que muchos denominamos «el bloqueo interno». Para que las políticas recién anunciadas tengan el efecto ansiado, al menos los siguientes cambios tendrán que ocurrir en el ámbito nacional:
La Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba debe desaparecer. Es inadmisible que una oficina enclavada en una organización de ideología atea, que es además el único partido legalmente reconocido, pretenda dirimir todo lo relacionado con la religión en un país.
El Registro de Asociaciones del Ministerio de Justicia de Cuba deberá actuar con total independencia y no bajo presiones, como ocurre ahora, provenientes principalmente de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos. Para comenzar deberá acceder a la legalización de decenas de grupos religiosos que desde hace años aspiran a ello.
Se debe crear una Ley de Culto aprobada por todo el pueblo y cuya letra defienda las libertades religiosas. A pesar de su imperiosa necesidad hasta el momento brilla por su ausencia.
Debe terminar el monopolio y privilegios que la referida Oficina otorga al Consejo de Iglesias de Cuba (CIC) y que no aglutina, como se pretendía, a la mayoría de las instituciones religiosas del país.
Al menos en la arena religiosa cubana estos cuatro obstáculos, inamovibles hasta el momento, deberán transformarse a fin de que las libertades religiosas sean auténticas. De esa manera toda la ayuda que el mundo desea ofrecer, fluirá libremente y sin el arbitrio de un Estado que hasta el presente pretende ejercer el control total. Por cierto, el mismo Estado que, con manuales estalinistas en mano, un día pretendió destruirnos.
A pesar de los buenos deseos de un mundo que se abre a Cuba, el panorama religioso no inicia nada bien para nuestro país
Por todo esto, mi lectura de las cabañuelas para la libertad religiosa está marcada por lo que he visto en las dos comunidades en las que sirvo como pastor. La Iglesia Bautista Eben Ezer del poblado Taguayabón, por ejemplo, necesita imperiosamente reparar el techo del templo que data de 1939. Iglesias hermanas en Estados Unidos han provisto parte del dinero que requiere el proyecto de reconstrucción, pero sin un permiso del Registro de Asociaciones no es posible legalmente acometer la obra. En noviembre pasado se cumplió un año desde que hicimos la solicitud de dicho permiso. Sin embargo, la respuesta brilla por su ausencia.
De otra parte, la Iglesia Bautista Resurrección, en la comunidad rural de Rosalía, celebró a principios de este año el Día de Reyes o Epifanía. Dado que el 6 de enero era laborable, decidieron celebrarlo el fin de semana y lo anunciaron a los habitantes del lugar. El Partido Comunista en Camajuaní y Taguayabón ordenó contrarrestar nuestras celebraciones. Con tal objetivo se destinaron cuantiosos fondos para que instituciones culturales y gastronómicas realizasen actividades colaterales, no con el sano deseo de agasajar al pueblo, sino con el insano de hacernos «frente».
Si me ciño a este panorama y a la lectura de estos hechos concretos, podría vaticinar que a pesar de los buenos deseos de un mundo que se abre a Cuba, el panorama religioso no inicia nada bien para nuestro país, dada la tozudez de quienes ocupan el poder político y militar. Sin embargo, cuando veo que a pesar del aparataje policial nuestra celebración de Reyes triunfó en un templo repleto de niños, me regresa el optimismo y creo que tantos buenos deseos llegarán a buen término.

Estrambóticos y aduladores

Dice el diario “Juventud Rebelde” (Ana María Domínguez Cruz: “Por la paz, la reunificación y el diálogo sincero”, 5 de noviembre) que en su estancia de tres días (2-5, noviembre) John McCullough, presidente del Servicio Mundial de Iglesias, Gradye Parsons, de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos y el rabino Hower Sunny Schnitzer, del Movimiento de Renovación Judía “pudieron palpar la libertad religiosa existente en Cuba”. Por supuesto, tomados de la mano de Joel Ortega Dopico, del Consejo de Iglesias de Cuba.

Servicio Mundial de Iglesias. Consejo de Iglesias de Cuba. Con tan estrambóticos nombres cualquiera podría pensar que no queda lugar para la fe ni a nivel mundial o a nivel nacional en Cuba.

Los aduladores y falsos profetas al servicio de las tiranías siempre han existido para su propia vergüenza.

Servicio Mundial de Iglesias. Qué otro comportamiento puede esperarse de una organización legada por el extinto campo socialista de la cual apenas pueden extraerse excepcionales ejemplos como el de Josef Hromadka, el teólogo reformado checo, uno de sus fundadores quien no obstante fue rechazado por su protesta contra la invasión soviética a Checoslovaquia y obligado a renunciar de la presidencia de la denominada “Conferencia Cristiana de Paz” para morir apenas seis semanas después.

Consejo de Iglesias de Cuba (Cic). La organización que en todos estos años no ha tenido ni una sola palabra en favor de los presos políticos cubanos pero sí, siempre, incondicionalmente, de sus verdugos, los que le suministran su vino y su pan. Según opiniones de algunos de sus propios miembros extraídas de un multílogo que tuvo lugar en el Centro Memorial Dr. Martin Luther King en junio de 2007 publicado íntegramente en la Revista Caminos, No. 46 de 2007, páginas 50 a la 60, bajo el título ¨Ecumenismo en Cuba¨:

Rev. Raúl Suárez: “… todo el mundo quiere tener un proyecto, porque detrás del proyecto hay muchas cosas que no son la misión ecuménica. Pero ustedes saben la cantidad de proyectos que hay por ahí que no obedecen a una estrategia ecuménica, sino a una estrategia de sobrevivencia de la organización o de la institución”.

Rodolfo Juárez: “Todos esperábamos que el Cic fuera el baluarte del ecumenismo en Cuba y, realmente, no lo ha podido ser ni lo va a ser, porque su estructuración no se lo permite. No se quiere dañar a los que están adentro ni ahuyentar a los que están afuera, y se mantiene una coexistencia pacífica, pero improductiva… a veces lo que hacemos son charlas de viejos: nos reunimos y hablamos de ecumenismo, pero no influenciamos a nadie. Todo esto tiene que restructurarse, pero con un compromiso.”

Kirenia Criado: “… lo primero que tenemos que hacer es empezar a leer nuestra realidad, y hacerlo de una manera muy crítica, entendiendo la crítica como reflexión, para saber dónde estamos y cuál sería nuestra misión… vamos a sentarnos a discutir sobre cómo cambiamos las cosas, porque realmente no están dando cuenta de ese ecumenismo que queremos, cuyo objetivo fundamental es transformar la realidad, permitir que crezcan el ser humano y la vida humana por encima de todas las cosas y ver cómo Dios se mueve en la historia. ”

No es coincidencia la visita y declaraciones de estos reverendos justo tras el sendo informe de Solidaridad Cristiana Mundial en agosto, de su traducción al portugués y publicación por parte de Anajure en octubre, y finalmente del reciente informe de la organización católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN). Han venido los de rimbombantes nombres en auxilio caritativo del desprestigiado estado cubano precisamente en el área religiosa donde tan acertadamente está siendo cuestionado. Esta visita es un eco del esfuerzo cabildero que los representantes del CIC realizaran en febrero pasado en un viaje sin penas ni glorias por Washington, según reconoce la edición del Granma (http://www.granma.cu/cuba/2014-11-04/para-poder-ejercer-un-cambio), y que en su momento fue puesto al descubierto (Cubano Confesante, post del 24 de febrero, y otros blogs: http://religionrevolution.blogspot.com/2014/02/se-presentaran-en-el-congreso-de-los.html).

Pero se trata solo de lo que ya se ha descrito como organizaciones de nombres estrambóticos y rimbombantes que se atreven a hablar no solo a nombre de iglesias que no les han dado la palabra sino incluso, y esto es sacrilegio, a nombre de Dios. Así como nuestro José Martí criticara en su momento el comportamiento de un clero cómplice y a pesar de ello diera aliento a la esperanza reconociendo: “No amigo mío, hay otro Dios” se hace menester advertir al mundo que en Cuba peregrina también otra iglesia evangélica que al igual que las confesantes en la Alemania nazi se oponen a la dócil unidad eclesial que requieren los totalitarios de turno. Pero nos ayuda saber que no estamos solos puesto que contamos no solo con hermanos como los de CSW, Anajure, AIN; sino también con los de otras prestigiosas organizaciones de presencia mundial, aunque a ninguna de ellas se les permita la entrada a la isla (pregúntese de las 4 visas negadas hasta al prestigioso evangelista latinoamericano Alberto Mottessi), como el Consejo Internacional de Iglesias Cristianas o la Alianza Evangélica Mundial, que existen para demostrar que ese denominado Concilio Mundial de Iglesias, engendro y herencia de regímenes políticos ya desaparecidos y de los que el sistema cubano constituye uno de los últimos y cadavéricos reductos, no poseen el monopolio de la fe, sino al parecer, con siempre excepcionales Hromadkas, todo lo contrario.

Al fondo de John McCullough la campaña publicitaria en pro de la liberación de espias cubanos en USA

Al fondo de John McCullough la campaña publicitaria en pro de la liberación de espias cubanos en USA

A propósito de nuestras «Treinta preguntas sobre libertad religiosa en Cuba»: Próximo 27 de febrero en Washington: « CUBAN CHURCH LEADERS REPORT ON RELIGIOUS FREEDOM AND DEVELOPMENTS IN CUBA, CALL FOR CHANGE IN U.S. POLICY»

¨… que tendrán apariencia de piedad pero negarán su eficacia¨ (2 Tim 3.5, RV´95)

¨… vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces¨ (Mateo 7.15, RV´95)

¨Tus profetas han declarado tantas tonterías; son falsas hasta la médula. No te salvaron del destierro exponiendo a la luz tus pecados. Más bien, te pintaron cuadros engañosos y te llenaron de falsas esperanzas¨ (Lamentaciones 2.14, NTV)

por Mario Félix Lleonart

 

No hay dudas de que el régimen cubano pretende engañar al mundo respecto a sus manidas violaciones en materia religiosa, como sucede con todas las demás. Resultan visibles sus reacciones a denuncias realizadas por prestigiosas agrupaciones internacionales entre las que sobresalen las de Solidaridad Cristiana Mundial (CSW) quien tan temprano en este año como el 9 de enero daba a conocer un documento que acusaba recibo de 185 denuncias recibidas desde Cuba en 2013 en contraste con las 120 de 2012 y que concluía con palabras directas de su presidente Mervyn Thomas dando por sentado contundentes razones que no dejan lugar a este régimen despótico que no sea el del banquillo de los acusados; el mismo que ahora ocupa Viktor Yanukovich.

 

No es raro encontrar en los medios de prensa oficiales de cada semana en Cuba (monopolio total del régimen) loas y autogolpes de pecho intentando ocultar la verdad de su naturaleza violatoria. Algunos como la descontextualizada Iglesia Ortodoxa Griega caen en la trampa haciéndose muy poco favor con su eco al sistema engrosando su cortina de humo al respecto. El Granma del pasado miércoles 19 informaba acerca del encuentro de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político y Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros con “representantes nacionales de instituciones religiosas y asociaciones fraternales de todo el país” de las que sin embargo solo se menciona a Antonio Castañeda, presidente de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, y a Dianet de la Caridad Martínez, presidenta de un movimiento estudiantil cristiano que por más que intento averiguar nadie conoce, como atestigua Google. Este tipo de encuentro de Díaz Canel con personalidades “religiosas” ocurre con frecuencia. Esta vez “se intercambió acerca de la subversión política e ideológica que realizan los enemigos de la Revolución”.

 

Como en un desespero de esos que confirman el dicho popular del “dime de que alardeas y te diré de que careces” se confirma que el show montado por el régimen esta vez llegará hasta Washington, aprovechando las bondades de la democracia norteamericana. Indudablemente se trata de una calculada reacción al viaje que nosotros mismos realizáramos en septiembre pasado también al DC enarbolando 30 preguntas que indudablemente han hecho mella al régimen.  El montaje tendrá lugar el próximo jueves 27 de febrero en el mismísimo Capitolio, de 12 a 1 de la tarde, con almuerzo incluido se anuncia: “CUBAN CHURCH LEADERS REPORT ON RELIGIOUS FREEDOM AND DEVELOPMENTS IN CUBA, CALL FOR CHANGE IN U.S. POLICY”. Las mismas voces, que de tan usadas ya gastadas, serán las que se presten al juego sucio. Los mismos invitados de siempre a las mesas redondas, las mismas caras de los actos políticos. Clérigos representantes de la dolce vita que genera el concordato con el poder en Cuba, representantes no del pueblo, sino de jerarquías religiosas dedicadas a vocinglear en favor del régimen son los escogidos para realizar esta importante misión revolucionaria. Encabezados por el actual presidente del Consejo de Iglesias de Cuba (Cic) José Ortega Dopico, un panel de seis miembros estará también integrado por Maria Yi, la vicepresidenta del Cic, Griselda Delgado (quien recientemente concluyera sus confortables vacaciones en Hawai), Reneirio Arce, Raúl Suárez y Rhode González. Todo ello con el apoyo del Senador Jeff Flake (R-AZ) y el Representante James P. McGovern (D-MA) y el auspicio del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), la Iglesia Presbiteriana en USA, la Iglesia Episcopal, la Iglesia de Cristo, la American Baptist Churches, la American Friends Service Committee y el Global Ministries of the Christian Churches. 

 

La lógica que se pretende aplicar es que estos jerarcas desde las cúpulas de instituciones e iglesias privilegiadas por el régimen poseen mayor credibilidad que nosotros, pobres curas de aldea. Puede que esta lógica funcione entre los hombres. Me satisface que con Dios resulta a la inversa, siempre al pie del pueblo, entre su polvo y su fango, desde donde provienen nuestras treinta interrogantes, del corazón de la Cuba profunda. Que se esté reaccionando de una u otra manera a nuestras treinta preguntas, o a contundentes denuncias e informes como los de CSW, constituye de cualquier manera una confirmación a que por débil que sea nuestra voz se está haciendo escuchar y el régimen deberá realizar cada vez mayores esfuerzos por maquillar su deteriorada imagen. ¡Habrá que ver que voz se escucha más fuerte en el Capitolio! ¡Por lo menos la de nosotros se escuchó primero!