Una de las violaciones a la libertad religiosa más vergonzosas en Cuba son las presiones ejercidas por el régimen para que las organizaciones religiosas de cualquier índole, los líderes religiosos y el pueblo creyente en general se sumen a la discriminación que el Estado realiza sobre ciudadanos etiquetados políticamente como ¨contrarrevolucionarios¨. Por ello se formuló precisamente la pregunta quince de un total de treinta preguntas (http://cubanoconfesante.com/?p=733) que presentamos el año pasado en Washington cuestionando las supuestas libertades religiosas en Cuba invitados por Solidaridad Cristiana Mundial (CSW). Lamentablemente esta, como la mayor parte de las demás conserva su entera vigencia.
Muchos pastores evangélicos, entre los que me cuento, hemos sido citados ante oficiales de la ¨Seguridad del Estado¨, o incluso detenidos arbitrariamente, para ser advertidos, verbalmente, o a través de ¨Actas de Advertencia¨ por relacionarnos con ¨contrarrevolucionarios¨. También son usados métodos diversos que clasifican como coacción mediante los cuales se insinúan premios o castigos con el objetivo de que ciudadanos cubanos sean segregados religiosamente. Un régimen acostumbrado por más de cincuenta años a determinar sobre cada asunto de la nación no quiere dejar de hacerlo en la importante arena religiosa.
Lamentablemente algunas organizaciones religiosas, líderes religiosos o creyentes individualmente, caen en la trampa, y contrario a los postulados éticos y teológicos que debieran sustentar, en la práctica se convierten en otra rueda dentada de la maquinaria represiva que todavía continúa existiendo en Cuba. Por el contrario, cuando grupos, líderes y creyentes, hacen suyo el adagio martiano ¨con todos y para el bien de todos¨ y lo hacen valer, no solo incluyendo, sino incluso defendiendo a quienes se les pisotean los derechos elementales, pasan a ser ellos mismos objetos de persecución o discriminación.
La realidad anterior demuestra que al menos en el área religiosa el régimen cubano continúa siendo marxista al clasificar a la religión como ¨el opio de los pueblos¨. La única diferencia en esta larga pesadilla que se acerca a los sesenta años es que en una primera etapa, cuando se formaba parte del bloque socialista, pretendieron destruirla. Hoy que necesitan del favor del mundo para mantenerse en el poder, pretenden utilizarla y manipularla. Pero la historia de las religiones en la humanidad demuestra que esta segunda fase más sutil siempre ha resultado más lesiva para cualquier corpus religioso. El martirio es preferible a la herejía. ¡Dios nos ayude a mantenernos firmes para no ser marcados por los anticristos que no permiten ni comprar ni vender cuando se les va en contra! ¡Y hay muchas maneras de marcarse!