Mi testimonio sobre el asesinato a Juan Wilfredo Soto García ante la Primera Audiencia de la Comisión Internacional Fiscalizadora de Crímenes de Lesa Humanidad del Castrismo en Miami, 15 de julio de 2017

Foto del momento de mi plegaria a Dios al final de mis palabras en la Funeraria Camacho, en la ciudad de Santa Clara, el 8 de mayo de 2011, en el velatorio a Juan Wilfredo Soto García

Foto del momento de mi plegaria a Dios al final de mis palabras en la Funeraria Camacho, en la ciudad de Santa Clara, el 8 de mayo de 2011, en el velatorio a Juan Wilfredo Soto García

Por su activismo político iniciado desde su más temprana juventud Juan Wilfredo Soto García, alias El Estudiante, tuvo varios encontronazos con la policía política. Era objeto del odio de oficiales de la Seguridad del Estado en la ciudad de Santa Clara. Se conservan denuncias radiales a través de Radio Martí, y también videos realizados por la agencia independiente Cubanacan Press donde el propio Juan Wilfredo advirtió previamente de las amenazas de muerte que le fueron realizadas por estos; y que pueden ser accedidas en internet.

La ocasión propicia para cumplir esas amenazas de muerte fue el año 2011 apenas unos días después de que el General Raúl Castro diera luz verde para realizar acciones como las que sucedieron a Juan Wilfredo cuando declaró el 16 de abril en su Informe Central al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba: «es necesario aclarar que lo que nunca haremos es negarle al pueblo el derecho a defender a su Revolución, puesto que la defensa de la independencia, de las conquistas del socialismo y de nuestras plazas y calles, seguirá siendo el primer deber de todos los patriotas cubanos».

El hecho tuvo lugar en la mañana del jueves 5 de mayo cuando Mariela Castro, hija de Raúl Castro participaba en Santa Clara de una de sus actividades del Cenesex y la policía tenía órdenes de despejarle el parque Leoncio Vidal donde se encontraba Juan Wilfredo. Tres jóvenes policías uniformados fueron instigados por oficiales de la Seguridad del Estado presentes en aquel momento en el sitio para sacar de la manera más violenta posible a Juan Wilfredo. Luego de esposar sus manos a la espalda le dieron los primeros golpes con sus bastones ¨tonfas¨ por detrás de las piernas haciéndole caer de bruces, para después golpearle salvajemente ya sin blanco fijo en su cuerpo. Uno, o varios de los golpes, rajaron literalmente el páncreas a Juan Wilfredo.

Uno de los tres jóvenes policías, Alexis Herrera Rodríguez, vecino entonces de Calle 5ta., entre 12 y 14, número 204, en el Reparto Camacho de Santa Clara, se suicidó con un disparo el propio domingo 8 de mayo de 2011, Día de las Madres, apenas unas horas después del deceso de Soto, para sobrevivir apenas cinco días y ser finalmente sepultado con un operativo de vigilancia extrema el viernes 13 de mayo. El suicidio tuvo lugar luego de que esa mañana, en que no se encontraba de servicio, fuera conducido dos veces al cuartel provincial de la Seguridad del Estado donde probablemente fue amenazado por los mismos oficiales que le habían instigado a golpear a Juan Wilfredo. De los otros dos policías que participaron en la golpiza, veinteañeros también como Alexis, un hombre y una mujer, se perdió toda pista; aunque se rumora que ambos quedaron fuera del cuerpo militar, al menos visiblemente, y de un probable internamiento de uno de ellos en un hospital psiquiátrico.

Camino al hospital aproximadamente dos horas después de la golpiza, luego que lo liberaran de la estación policial a la que le habían llevado; conducido por un medio de transporte rudimentario que en Cuba se conoce como bicitaxi quiso Dios que se encontrase por última vez con su pastor, como siempre me llamaba, e interrumpió por un momento su vía crucis para expresarme extremadamente adolorido lo que le habían hecho. Desde entonces cumplo con el deber ante Dios de no callar este asesinato del cual legalmente la providencia divina me hizo testigo referencial.

Un tuit desde mi móvil a ciegas sin internet a las 11:55am de aquel triste jueves 5 de mayo de 2011 inició la denuncia que de parte de Dios continuaré hasta que el régimen que mató a Juan Wilfredo sea juzgado y condenado

Un tuit desde mi móvil a ciegas sin internet a las 11:55am de aquel triste jueves 5 de mayo de 2011 inició la denuncia que de parte de Dios continuaré hasta que el régimen que mató a Juan Wilfredo sea juzgado y condenado. Además de las denuncias en las redes sociales agoté dentro de Cuba los canales legales establecidos por el propio régimen exigiendo una revisión de este hecho: solicité investigaciones imparciales a la Fiscalía General de la República y a la Fiscalía Provincial de Santa Clara. En atención de las cuales el 8 de septiembre de 2011 entre las 10.15 y las 11.45 am declaré ante el fiscal Osmel Fleites Cárdenas quien tomó mi testimonio y levantó acta afirmando dejar abierto el caso por existir suficientes elementos. El 7 de octubre de 2011 me presenté por voluntad propia a la fiscalía Provincial de Santa Clara y entregué al mismo Fiscal lista con suficientes datos para localizar a otros testigos también dispuestos a declarar. Fue la última vez que vi al fiscal. Cuando meses después volví a la Fiscalía puesto que no escuchaba nada adicional sobre el proceso y ninguno de los otros testigos había sido llamado a declarar fui informado que ya el fiscal no tenía nada que ver en ese caso y que ni siquiera la fiscalía puesto que el mismo había pasado a Fiscalía Militar. ¡Los acusados ahora eran los investigadores!

Agotados los canales dentro de Cuba ahora me coloco a disposición de cortes y organismos internacionales que sean capaces de hacer justicia y de ser posible llevar a los tribunales a un sistema acusado también de otros muchos crímenes. Documentos relacionados con todas mis gestiones infructuosas dentro de Cuba en relación a este caso pueden accederse en mi blog Cubano Confesante donde no he dejado de escribir acerca de este crimen de lesa humanidad todavía impune.

 

Testifiqué ante Comisión Internacional Fiscalizadora de Crímenes de Lesa Humanidad del Castrismo

 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos (Apocalipsis 20:12ª)

La Comisión Internacional Fiscalizadora de Crímenes de Lesa Humanidad del Castrismo reunió el 15 de julio en Miami a víctimas y testigos de violaciones de los derechos humanos en  Cuba  desde 1959 a nuestros días. La comisión, presidida por el jurista mexicano René Bolio y formada por activistas de derechos humanos de Costa Rica, Uruguay, España, Venezuela, China, Italia y Siria, se propone abrir expedientes sobre crímenes de lesa humanidad cometidos en  Cuba  y en países bajo la influencia del castrismo, según sus integrantes. No está definido aún el tribunal o tribunales al que la comisión presentará los casos cuando los expedientes estén cerrados. Según Bolio, pueden ser la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) o la Corte Penal Internacional (CPI).

En esta ocasión fui invitado a declarar dos veces:

Primero respecto a las violaciones a la libertad religiosa en Cuba, a propósito de lo cual hice entrega a la Comisión del informe recién emitido por el Instituto Patmos, del cual soy fundador y coordinador general, en relación al primer semestre de 2017: http://bit.ly/2usJG1Q ; y de mi libro testimonial ¨Cubano Confesante¨: http://amzn.to/2up3fIu

Y en segundo lugar respecto a la ejecución extrajudicial de Juan Wilfredo Soto García del cual soy testigo referencial. Independientemente de que la Justicia Divina está garantizada, esta Comisión podría ser el principio para que la justicia de los hombres también juegue su rol respecto a millares de crímenes de lesa humanidad de los que es culpable el castrismo.