El Pastor Daniel Josué Pérez Naranjo exige en su ¨Consulta Popular¨ respeto a las libertades religiosas y de creencias en #Cuba #XelNo: http://bit.ly/2AtghXF

El Pastor Daniel Josué Pérez Naranjo, líder de las iglesias bautistas bereanas de Cuba, asistió recientemente a la ”Consulta Popular” de su barrio en Arroyón, Chaparra, Las Tunas,  donde se localiza la ¨ilegal¨ sede de su organización religiosa y se pronunció respecto al irrespeto que por décadas han sufrido las libertades religiosas y de creencias en #Cuba, y de lo cual los bautistas bereanos han sido ejemplo fehaciente como minoría religiosa  proscrita y perseguida.  La letra de la Constitución anterior fue letra muerta y el Artículo 15 de la nueva, todavía más breve y con la imperdonable exclusión de la frase ¨libertad de conciencia¨, no ofrece garantía alguna de que a partir de ahora sí se vaya a respetar la Constitución, especialmente cuando esta misma declara la superioridad del Partido Comunista, principal responsable, con su Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos y de personeros como la Sra. Caridad Diego Bello de las flagrantes violaciones al Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Al respecto el propio pastor ofrece testimonio audible al periodista Luis Felipe Rojas Rosabal @alambradas: http://bit.ly/2AtghXF 

Las Iglesias Bautistas Misión Bereana de Cuba fueron organizadas y registradas legalmente en Cuba en 1946 pero fueron proscritas en 1976 (junto a otras minorías religiosas que hasta hoy siguen proscritas tales como Los Testigos de Jehová, el Bando Evangélico de Gedeón (conocidos popularmente como ¨los batiblancos¨, etc), situación en la que permanecen desde entonces como muestra de la continuidad durante décadas de las violaciones a la libertad religiosa en Cuba. A pesar de la proscripción y de la persecución religiosa de que han sido víctimas por tantos años los bautistas bereanos continúan su trabajo, especialmente al oriente de Cuba bajo el liderazgo Daniel Josué Pérez Naranjo, hijo de uno de los fundadores de estas iglesias en 1946.

En el Informe enviado al Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra para el Examen Periódico Universal (EPU) al cual se presentó Cuba en mayo el Instituto Patmos incluyó este caso de los bautistas bereanos. Copias de este  Informe recibido y aceptado por el Alto Comisionado fueron entregadas también a diferentes personalidades e instituciones relevantes que monitorean o están al tanto del ejercicio de las libertades religiosas alrededor del mundo, incluyendo a la Pontificia Comisión para América Latina del Vaticano (PCAL), Solidaridad Cristiana Mundial (CSW), el European Center for Law and Justice (ECLJ), la Alianza Bautista Mundial (BWA), la Alianza Evangélica Mundial (WEA).

EJT: trabajos forzados y mano de obra barata

00fruta_1El «Manual de Incidencia Política de CSW» ha sido adoptado y adaptado por Patmos en Cuba para talleres que contribuyan a empoderar a los creyentes para incidir, como debemos, en las políticas hasta hoy muy desacertadas, llevadas a cabo en nuestro país. Mientras lo revisaba me llamó poderosamente la atención una referencia hecha al caso de la compañía petrolera Unocal, de California, llevada a juicio en EE.UU por usar el trabajo forzado en la construcción de un oleoducto en cooperación con la junta militar de Birmania. No pude evitar el traslado de mi mente a veinte años atrás, entre el 30 de noviembre de 1993 y el 28 de julio de 1994, cuando junto a muchos otros jóvenes en el Ejército Juvenil del Trabajo, EJT, se me explotó en calidad de mano de obra barata, sometido también a trabajos forzados para reportar cuantiosas ganancias a una empresa israelí en negocios con el régimen en Cuba. Me pregunto en qué situación se vería esa empresa judía si ciudadanos esquilmados como yo tuviésemos acceso a un estado de derecho como le sucedió a Unocal. Además de disponer a sus antojos del plan citrícola en Jagüey Grande, Matanzas, lo hicieron también con nuestras vidas sacándonos el máximo provecho cual si fuésemos de su estricta propiedad, tratados como esclavos.

Guardo fresca en mi memoria una noche, afortunadamente de luna llena cuando a las diez pm todavía estábamos en el campo, sin comer ni bañarnos, tras una gigantesca jornada de trabajo que se remontaba al amanecer, solo interrumpida por un exiguo almuerzo. Nos encontrábamos entonces en un campo de concentración aledaño al poblado San José de Marcos. El Mayor Montes de Oca, Jefe del Boom, había advertido en la mañana que hasta que no cumpliésemos la norma no nos haría regresar del campo, era necesario cumplir los planes acordados con los israelíes y nosotros los estábamos obstruyendo. Llegué a pensar que aquella noche dormiríamos en la campiña pero al filo de las once pm fue enviada la carreta a buscarnos, en definitiva desde el anochecer estábamos en paro. «Mañana nos veremos» – anunció amenazante el mayor. Exhaustos caímos a la cama con la ropa sudada durante todo el día, y sin bañarnos, pues para colmo en la Unidad no encontramos ni una sola gota de agua, y aunque la hubiera el aseo habría tenido que hacerse sin jabón: hacía tres meses no se nos hacía entrega del aseo personal. Según el Mayor Montes de Oca las asignaciones se nos enviaban al Boom donde nos habían ubicado originalmente, contiguo al poblado de Socorro, en Pedro Betancourt, y de allí no nos enviaban nada. Unas semanas después se descubrió que fuimos víctimas de robo como era de esperar de la inmensa corrupción administrativa que imperaba en los altos mandos del EJT.    

Al día siguiente al mediodía Dios me dio la oportunidad de retar ante el Campamento al temido Mayor Montes de Oca. Concluido el magro almuerzo hizo formarnos a todos en el campo colocando al frente a nuestro rezagado pelotón. Uno a uno debíamos comprometernos a cumplir la norma ante todos. Tuve la esperanza de que al menos algunos de mis compañeros se negaran, pero imperaba la cultura oportunista de la sobrevivencia. Las palabras recién leídas en la pequeña biblia que siempre llevaba resguardada en un nylon escondida en uno de mis bolsillos resonaban en mi mente. Eclesiastés 5.5: «Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas» fue la frase que profesé una vez llegó mi turno, cuando me negué a comprometerme a nada. El oficial literalmente tronó ante el Campamento, hizo una alusión al héroe mambí Antonio Maceo, y me condenó al calabozo de cuyas condiciones infrahumanas mejor no hablo. 

Al menos yo gozaba de la condición privilegiada de ser «diferido» (solo un año de servicio antes de entrar a la universidad), y apenas fui sometido a estos maltratos por ocho meses, la mayoría de aquellos jóvenes debería entregar dos años completos de sus vidas, y algunos no tendrían la paciencia suficiente para ello, como aquel joven de Caibarién quien tras fugarse y ser detenido, luego de días sometido al calabozo, mientras era trasladado a la temible prisión militar conocida como «La Paula», de donde solo se contaban horrores, se suicidó lanzándose de la rastra en que lo llevaban con sus manos atadas a la espalda, ante la sorpresa inútil de sus guardias. No podía soportar trabajar como esclavo para una empresa israelí en contubernio con el régimen mientras su abuela y su niña de tres años, dependientes totalmente de él, se morían de hambre en Caibarién.

Lo más crudo para mí no fueron los maltratos de un régimen de quien esperaba cualquier cosa, sino la decepción de que fuese precisamente una empresa israelí la que se aprovechase de sus ofertas, entre las que nos encontrábamos nosotros. Esto hería mi más profunda sensibilidad y mi amor por Israel, en lo cual se me educó desde mi primera infancia, fruto de los estudios bíblicos, y objeto prioritario de mis oraciones; a pesar de la propia campaña del sistema en contra de esta gran nación. Tampoco podía entender de qué bloqueo cacareaba el totalitarismo cubano si se daba el gusto de comerciar con una empresa del mayor aliado de los EE.UU, sin necesidad de relaciones políticas con ese Estado.