Durante mis dos semanas del mes de junio en Polonia fue imposible no enterarme de lo que se fragua en Varsovia para noviembre de este año; especialmente por hallarme invitado por el Instituto Lech Walesa, la fundación inspirada en el Premio Nobel de la Paz de 1983. La misma ciudad que me acogió en junio reunirá a varios de los agraciados con tan honorable distinción como parte del World Summit of Nobel Peace Laureates. Si uno solo de ellos ejerce influencia tan positiva por doquiera que se mueva dado el símbolo que entraña -pregúntenmelo a mí que tuve a mi lado sonriendo a Lech Walesa- espero que esta sumatoria de estrellas irradie mucha luz sobre un mundo que tanto les necesita. Y que todos hagan honor a su premio.