¿Por qué los golpes?

golpizaLos golpes contra manifestantes pacíficos en La Habana han sido noticia por ocho domingos consecutivos. En uno de las primeras jornadas el hijo del líder sindical Jesús Menéndez fue arrastrado por varios metros en el suelo sin importar siquiera su condición de septuagenario. El séptimo domingo, entre golpes y golpes, sobresalió el reintento de asesinato a Raúl Borges Alvarez, esta vez con un piñazo certero contra su pecho, sin importar, (o precisamente por), su cirugía del corazón. No en balde, respecto al mismo Raúl, ya advirtieron oficiales de la Seguridad del Estado a su hijo Ernesto en la prisión, y a su hijo Cesar en la calle, sobre la posibilidad inminente de su muerte por padecer también de “pancreatitis crónica”, la misma causa de muerte de Juan Wilfredo Soto García el 8 de mayo de 2011, tras una golpiza policial el 5; porque claro, puede ser lo más natural del mundo morirse luego de recibir una golpeadura, especialmente si se posee algún antecedente de salud, y ya se sabe que el área del páncreas es otra de las zonas preferidas para los golpeadores.

Algunos tuvimos la esperanza de que tras el anuncio de normalizar relaciones entre EE.UU-Cuba se acabaran, o al menos disminuyeran los golpes, ahora comprobamos que lo que ocurre es precisamente lo contrario. Pareciera que la bestia se siente más fuerte para golpear con impunidad. Asi lo confirman los 641 arrestos en mayo, la cifra de detenciones de disidentes más alta de los últimos diez meses, y en ellas siempre, de una u otra manera, está involucrada la violencia. En las golpizas y actos de repudio contra las Damas de Blanco no ha importado a las autoridades políticas ni siquiera el descarado uso para transportar a los verdugos, de buses traídos a Cuba por la Caravana “Pastores por la Paz” no precisamente para tales fines, suponemos.

Experiencias como la reciente VII Cumbre de las Américas en Panamá demuestran que el régimen experto en golpes está dispuesto a exportar esta modalidad de intolerancia a cualquier sitio del mundo a donde se le reciba. La comunidad internacional puede comprobar que el sistema que por sobrevivencia accede a conversar con su enemigo histórico, con la potencia mundial, con el “imperio”, no lo está para con su propio pueblo, y menos si de aceptar diferencias se trata. Es a golpes y a porrazos como suele resolver cualquier asunto con sus ciudadanos.

Lo peor es que muchos en la población han asimilado este modus operandi aprendido del papá Estado y es así que prefieren resolver cada problema, con razón o sin razón, a golpes. Cualquier ciudadano o ciudadana en Cuba, por más pacífico o pacífica que sea, está expuesto o bien a los golpes que provienen directamente del Estado o a los de cualquiera de sus muchos frankesteins, “sus hombre nuevos” evocados por Guevara, quienes prefieren tomar a sus prójimos como sacos de entrenamiento de boxeo antes que dialogar y resolver así las diferencias. Y es que los golpes sobran cuando faltan las palabras, y más las razones.

Ustedes no son quienes buscamos

Cuando mi esposa Yoaxis Marcheco y yo llegamos a Panamá en la tarde del 8 de abril para participar del Simposio “El Acuerdo para la Democracia en Cuba” a celebrarse al día siguiente en el marco de la VII Cumbre de las Américas, fuimos los dos únicos pasajeros del vuelo 440 CM proveniente de Miami en ser interceptados. Dos encargados de la seguridad panameña nos condujeron a lugar aparte y nos pidieron nuestros pasaportes. Con rapidez procedieron a realizarnos interrogatorio en el que nos realizaron preguntas como estas: ¿Son cubanos de Cuba? ¿Por qué vienen de Miami? ¿Vienen por la Cumbre? ¿A qué se dedican? ¿Dónde se hospedarán? ¿Podemos tomar fotos de sus pasaportes? Todas las cuales contestamos con sinceridad y cortesía, teniendo en cuenta que, además de que estos son nuestros modales, eramos visitantes y estos agentes representaban el país que nos recibía. yoaxis

Ciudadanos europeos, amigos nuestros, nos manifestaron su disposición de ayudar, y no despreciamos un gesto que hizo realidad nuestro sueño de visitar Panamá, especialmente en una cita histórica como esta. Desde el viejo continente ellos se encargaron de comprar nuestros boletos on line y se preocuparon de muchos otros detalles. Puesto que no poseíamos acreditación de la OEA para participar en ninguno de los Foros, a pesar de haberla solicitado con el tiempo requerido a través de internet, no encontramos mejor opción que ser parte del Simposio “El Acuerdo para la Democracia en Cuba”, el documento que más ha aglutinado a organizaciones políticas y civiles de cubanos de dentro de la isla y del exilio, además de que por supuesto lo apoyamos íntegramente. Nuestra identificación de misionera y de pastor bautista incidió notablemente en nuestros interlocutores, uno de los cuales también se identificó como cristiano, y para hacer el mundo más chiquito, discípulo de Ortiz, el pastor panameño deportado de Cuba años atrás. Al explicarle incluso que veníamos de Miami porque precisamente la noche antes se cumplían cincuenta años de la Primavera Negra Bautista de 1965 cuando cincuenta y tres de nuestros hermanos habían sido encarcelados y condenados a severas penas y habíamos participado del homenaje realizado con tal motivo en la iglesia Getsemaní de Miami, y que por supuesto antes participamos también en el homenaje que realizamos en la propia Cuba en la mañana del viernes 13 de marzo en la Iglesia Bautista “El Calvario” como parte de los 750 delegados de la 105 Asamblea de la Convención Bautista de Cuba Occidental, nuestros interrogadores quedaron totalmente hermanados con nosotros y nos dieron la bienvenida a Panamá, no sin antes confesarnos: “Ustedes dos no son quienes buscamos, porque por supuesto, no buscamos a un pastor ni a una misionera”.

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No pudieron ser más explícitos los dos agentes de la seguridad panameña, pero no dejan de dar vueltas en nuestras cabezas preguntas como estas: ¿a quienes buscaban que se parecían a nosotros y cuyos nombres probablemente coincidían con los nuestros? ¿por qué otros amigos nuestros, con algunos de los cuales luego coincidimos en Panamá, vivieron escenas parecidas e incluso algunos fueron advertidos de que podían ser deportados? ¿poseían una lista con nombres como los nuestros? ¿quién les había dado dicha lista? ¿Qué decía la lista sobre nosotros? Porque lo que no decía la lista, la verdad, fue lo que arrojó luz sobre nuestros interrogadores: que éramos una misionera y un pastor. Si es lo que sospechamos: que fue el régimen en Cuba quien pasó a las seguridad panameña una lista de nombres dudosos con el fin de confundirles en su importante misión de garantizar la seguridad de la Cumbre, entonces concluiremos también que en este proceder, adicional a todo el resto, diganse actos de repudio, boicots a los foros, -incluido hasta el tan deplorable como largo como mal discurso que dio el General que desgobierna a Cuba- quedaron muy mal parados. Y solo esperamos que el mundo esté tomando nota.

Las Mesas Redondas sobre la VII Cumbre de las Américas

logo-nuevo-mesa-redonda-15La experiencia de la VII Cumbre de las Américas en Panamá todavía está muy fresca, además de que constituyó una cita histórica y como tal siempre habrá que retomarla, por estos días en Cuba la Post Cumbre opaca incluso la cobertura que la prensa nacional debería otorgar a las elecciones de los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular, tal vez porque lo más evidente de estas últimas sea la explicita manifestación de 1.7 millones de cubanos que nos atrevimos a declarar la inconformidad política nacional por abstención o anulación de boletas. Precisamente el programa estelar de la Mesa Redonda está dedicando por estos días varias de sus emisiones a la VII Cumbre. Por supuesto, tan parcial como es, solo cuenta entre sus invitados con representantes de la delegación oficial enviada por el régimen, por más que traten de enmascararse hasta de espiritistas.

Se reafirmará la clara percepción del carácter paramilitar de todos los enviados si alguien tiene la paciencia de sentarse ante la TV para ver los mismos rostros que ya nos habían presentado casi hasta el cansancio antes de iniciada la Cumbre, justo en las dos semanas en que recibieron el entrenamiento intensivo de parte del régimen durante el cual minuciosamente les fueron dadas todas las instrucciones que luego les vimos cumplir a cabalidad. Las intervenciones de Enrique Alemán Gutiérrez, Elier Ramírez Cañedo, Gilberto García Batista, Beatriz Marcheco, Leyde Rodríguez, Ramon Picht, Indira Fajardo o Yusuam Palacios nos muestra que, más allá de la fachada de cada cual, al menos a la cumbre fueron como un grupo compacto enviado para defender la intolerancia de un régimen que se sintió amenazado por un dialogo peligroso al que la OEA le invitaba. No en balde al inicio de su intervención en la Mesa Redonda del 21 de abril Yusuam Palacios admite: “no estamos habituados a dialogar”. Y esta delegación oficial del régimen demostró muy bien la certeza de Yusuam. Como lo siguen demostrando las sagas de intolerancia y odas al régimen que son las, según el criterio del propio pueblo cubano, “indigeribles” Mesas Redondas de la TV Cubana, donde los invitados siempre representarán el mismo bando, con la misma cadencia del movimiento afirmativo de cabeza de Randy Alonso.