Cuando apenas era un niño discriminado en Cuba por asistir a la iglesia bautista de mi pueblo no podía imaginar que algún día recibiría la condecoración especial que otorga la Iglesia Luterana ¨Príncipe de Paz¨ del 6375 W. Flager, en Miami. Cada domingo antes de partir a la escuela dominical escuchaba por las ondas radiales de WQBA ¨La Cubanísima¨ por 1140 AM su programa ¨Ayer, hoy y siempre¨. Y el Viernes Santo no era Viernes Santo si no escuchaba el ¨Sermón de las Siete Palabras¨ en boca de su pastor el Reverendo Lenier Gallardo por la misma frecuencia.
Tuve la bendición de estar presente cuando la misma medalla fuera conferida al Rev. Marcos Antonio Ramos quien honra el nombre de los bautistas entre los cubanos del exilio. Él tuvo a su cargo una predicación extraordinaria por el ¨Día de la Reforma Protestante¨ y luego el Reverendo Lenier Gallardo puso la significativa medalla en su cuello. Lo que no imaginé fue que al siguiente domingo la misma escena se estuviese repitiendo conmigo. Hacía años que la iglesia no confería su simbólico galardón.
Tener tan cerca y recibir el abrazo de dos hombres de Dios como lo son para Cuba y su exilio el Rev. Lenier Gallardo y el Dr. Marcos Antonio Ramos ya era bastante. Pero ser agasajado con la medalla ¨Príncipe de Paz¨ de manos de ese santo que es el Reverendo Lenier Gallardo era más de lo que yo podía soñar. Recibir la bendición y el cariño de estos líderes espirituales del exilio aumenta mi compromiso y responsabilidad con el Evangelio de Cristo para Cuba. Ojalá pueda estar a la altura de los ministerios que ellos han llevado.
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