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LAS MISIONES DEL CARDENAL
Por cuanto lo hicisteis a uno de estos pequeñitos a mí lo hicisteis. Mateo 25.40
En aquellos años de las UMAP, cuando el señor Jaime Ortega era uno más en los campos de concentración, nadie habría sido capaz de imaginar que las últimas pero más importantes misiones de esto que todavía algunos llaman Revolución las llevaría a cabo precisamente él.
OTRO PAPA, OTRA CUBA, Y OTRA IGLESIA
El escenario es otro. El visitante también.
Cuando el Papa polaco, Juan Pablo II, Karol Wojtyla, visitó Cuba en 1998 encontró a Monseñor Pedro Claro Meurice Estíu como arzobispo en Santiago de Cuba, y en él, la voz cubana que más alto se alzó entre quienes tuvieron tal posibilidad. El Papa del »Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba», fue saludado al menos por »el león de Oriente» con la descripción más real de Cuba que se pudo hacer: la de un pueblo que »necesita aprender a desmitificar los falsos mesianismos», la de »un número creciente de cubanos que han confundido la patria con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas décadas, y la cultura con una ideología», la que »vive aquí y vive en la diáspora», la del cubano que »sufre, vive y espera aquí y también sufre, vive y espera allá afuera».
OTRA HUELGA DE HAMBRE
Como me duele saber que algunos hombres tengan que flagelarse al modo de una huelga de hambre para que otros, crueles y endurecidos, solo al verles a punto de morir, y temiendo solo por las consecuencias que esto pueda acarrearles a si mismos, les escuchen. Como fue el caso de la epopeyica huelga de hambre que sostuvo el Premio Sajarov por la libertad de conciencia del Parlamento Europeo 2010 Guillermo Fariñas, por cuya causa, unido a otros elementos, como la muerte de Orlando Zapata Tamayo y las persistentes marchas de las Damas de Blanco, los cincuenta y dos hombres del grupo de los 75 de la Primavera Negra de Cuba de 2003 que restaban en las prisiones fuesen liberados.
Texto de la carta entregada solicitando una investigación de la muerte de Juan Wilfredo García
La Habana, 8 de junio de 2011
A: Lic. Odalys Hernández Fuentes
Fiscalía General de la República
Dirección de Protección Derecho del Ciudadano
Ave. 1ra.№1803, Miramar, mcpio. Playa
Ciudad
Asunto: Investigar la muerte del ciudadano Juan Wilfredo Soto García
Licenciada:
Los que suscriben, ciudadanos cubanos, Mario Félix Lleonart Barroso, CI 75061730944, con domicilio en la calle Rivadeneira № 66, Taguayabón, Villa Clara, Cod. Postal 54260, presbítero de la Iglesia Bautista de Cuba Occidental y Ricardo Santiago Medina Salabarria, CI 68102321704, con domicilio en la calle Santo Tomás № 359 (azotea) e/ Árbol Seco y Retiro, Centro Habana, presbítero de la Iglesia Misioneros Vétero Católicos Nuestra Señora de la Alegría; nos dirigimos a usted amparados en el Art.63 de la Constitución de la República, con el objetivo de solicitar una investigación exhaustiva en torno a las circunstancias de la muerte de Juan Wilfredo Soto García, el cual residía en el Bloque № 5, apto.7, 4to. Piso e/ Rodríguez y Estrada Palma, Rpto. América Latina, Villa Clara.
UNA ALIANZA ESTRATEGICA CONTRA LA VIOLENCIA
El pasado 8 de junio se cumplió un mes de la muerte y sepultura de Juan Wilfredo Soto García. Nunca pensé que un gobierno podría actuar con tanta desfachatez. A pesar de existir varios ciudadanos escandalizados y dispuestos a fungir como testigos ante cualquier tribunal, comenzando por mí; el gobierno no solo hizo caso omiso de sus declaraciones, sino que públicamente se atrevió a ofenderles con toda su sarta de gastados descalificativos.
Y LOS GOLPES SIGUEN
Yo he visto al bien con los ojos del mal
como un ciego feliz en la oscuridad.
Nena no sé lo que va a pasar si la mentira se disfraza como la verdad,
si la mentira se disfraza como la verdad…
Pero Dios sigue siendo mi anzuelo colgando del cielo.
Carlos Varela.
Se le ha dicho al pueblo de Cuba que Juan Wilfredo Soto murió de forma natural y se ha lanzado la pregunta de -¿Acaso no basta el aval de la Revolución de más de cinco décadas sin un solo torturado, desaparecido o asesinado?- Uno solo no… Ya nos hemos referido en post anteriores a esa «muerte natural» y a ese historial de la «Revolución».
LA PROVIDENCIA DIVINA Y EL ASESINATO DE JUAN WILFREDO SOTO GARCÍA
La vida no vale nada
si ignoro que el asesino
cogió por otro camino
y prepara otra celada.
Pablo Milanés.
Cuando analizo retrospectivamente mi relación pastoral con Juan Wilfredo Soto García, descubro que, no potencias internacionales ni campañas mediáticas, pero sí Dios, nunca neutral ante los asuntos humanos, estaba muy interesado en este hombre. Y me estaba preparando a mí para retarme a actuar como el samaritano, ya que a él lo dejarían tirado junto al camino.