Desde el atardecer agentes de la Seguridad del Estado y de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) tienen rodeada la propiedad de la Asociación Convención Bautista de Cuba Occidental (ACBCOcc) donde se encuentran la Iglesia Bautista Eben Ezer que pastoreamos, y la casa pastoral donde vivimos. Se concretan las amenazas que un informante nombrado Jesús Ramos venía haciendo desde hace semanas atrás a personas de nuestro círculo de relaciones respecto a que cuando se acercase la visita a Cuba del presidente Barack Obama seríamos rodeados y se nos impediría movernos libremente. Hasta hoy pensábamos que solo se trataba de elucubraciones de la mente podrida de un defensor a ultranza del status quo, negado a reconocer el resquebrajamiento del establisment. Ahora entendemos que eran órdenes provenientes del poder central.
No poseo más alternativa que ser detenido hoy, Día Internacional de la Felicidad proclamado por las Naciones Unidas, y coincidiendo con el Domingo de Ramos, iniciando así las jornadas por la Semana Santa aunque no tenía entre mis planes dirigirme a La Habana. Hubiese deseado ir a la capital pero me siento enfermo. Desde hace algunos días mi tez se ha tornado amarillenta, al igual que mis ojos, y mi vientre se encuentra inflamado. El pasado 25 de febrero, aprovechando mi presencia en un camión atestado de personas mientras me movía por Villa Clara, alguien me propinó un pinchazo al que confiezo no haber dado importancia, salvo una foto que me tomé en la noche por constancia y que solo ahora publico. Lo conecté enseguida con la denuncia que hace tres meses realizaron los activistas Ailer y Antonio Rodiles y pensé que era solo un modus operandi para atemorizarnos. Ahora empiezo a sospechar, si es que guarda relación realmente con lo que me sucede, que el pinchazo puede haber tenido propósitos más sórdidos; aunque en cualquier caso me encomiendo al poder sanador de Jesucristo.
Tanto en el asunto del pinchazo como en el de las advertencias del informante Jesús Ramos reconozco que he pecado de subestimar al enemigo. Siempre me quedo por debajo de lo que realmente es capaz de hacer. Pero encomiendo a Dios el encargarse de ellos. Yo solo he intentado ser un agente de su Gracia. ¡En su mano están mis tiempos! Y no caerá ni uno solo de mis cabellos sin que El no lo sepa.