Este 31 de julio arribó a Miami desde Cuba, acogido en USA como refugiado, el Rev. Homero Carbonell. Luego de entregar una vida entera al servicio de Dios sale definitivamente de la isla con la tranquilidad en su conciencia cristiana de hacer siempre lo que consideró era la voluntad de Dios para su vida y en bien de las comunidades donde sirvió. Su ministerio, sin compromiso político con el régimen, siempre fue una espina para un sistema que pretende dominarlo todo, incluyendo la religión que intentó primero en vano destruir. Viene con la satisfacción de que a él nunca pudieron controlarlo. De nada sirvieron las presiones para que discriminase a los disidentes políticos, como lamentablemente han conseguido con otros ¨pastores¨, ni para que dijera lo que ellos querían que dijese, o para que al menos callase lo que debía decir en diversas circunstancias o realidades. Pero viene también como muestra de que Cuba sigue siendo un país donde la libertad religiosa es violada, y que no solo él, sino su familia, aún los nietos, sufrían las consecuencias de hacer lo que debían.
Fueron más de cincuenta años pastoreando iglesias en Cuba sin dejarse quebrantar jamás por quienes trabajaron con ahínco para ello. Las estocadas vinieron desde todas las direcciones, pero para este hombre de Dios las que más duelen, según me ha confesado varias veces, son las que vienen desde dentro del propio pueblo de Cristo. Desde afuera nunca llegaremos probablemente a saber cuántas astucias emplearon en su contra. Se debe reconocer que tuvieron éxito relativo por el hecho de que a pesar de que este hombre de Dios varias veces estuvo a punto de ser electo para la presidencia de la Asociación Convención Bautista de Cuba Occidental nunca llegó a ocuparla. Pero para esta obra evangélica, así como para todas las presentes en Cuba, constituye un secreto a voces que el régimen emplea todo tipo de artimañas para penetrar e incidir en toma de decisiones y que constantemente entrena a espías que envía en una verdadera invasión a nuestras iglesias. De lo que podemos estar seguros es que para que Homero Carbonell haya llegado al final de su carrera como líder religioso en Cuba Dios tiene que haber intervenido muchas veces directamente en su favor. Como aquella ocasión cuando su chofer descubrió por puro milagro las tuercas en las ruedas del auto prácticamente superpuestas en evidente accidente fabricado. Pero de este tipo de anécdotas Homero podría escribir un extenso libro al que ojalá ahora pueda dedicarse.
Como si el trabajo pastoral que desempeñó en varias iglesias fuese poco Homero nos deja una importante herencia: el Seminario Teológico Bautista ¨Luis Manuel González Peña¨ de Santa Clara del cual fue fundador y que rectoró hasta su salida. La cuenta en divisas de la Iglesia Bautista ¨La Trinidad¨ de Santa Clara congelada durante años fue la sanción política proveniente de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba para mostrar su inconformidad con el Seminario, con su Rector y con algunos de los que en el servimos como profesores. Pero ahí está dejando graduados a trescientos treinta y tres estudiantes que de alguna u otra manera multiplican a líderes como Homero en Cuba e incluso en otros sitios del planeta. Homero se nos marcha de Cuba y nos deja a muchos el corazón oprimido porque le vamos a extrañar. Pero nos deja también el reto de cumplir nuestro ministerio como lo hizo él. A pesar del desgaste propio de su edad y de todo el estrés del que fue víctima en Cuba lo que más me impacta es que no se marcha cansado sino con su mente llena de sueños y proyectos que anhela iniciar en el país que le acoge. Ojalá seamos capaces de imitar a este líder que, como decimos en Cuba, ¨nos dejó el techo alto¨. Que el Señor le bendiga y conceda una vejez tranquila luego de tantas batallas muestras de este afán de Dios de que aún en los tiempos más oscuros no falten los profetas en Cuba. ¡Gracias USA por recibir a otro pilgrim!