Alan Gross: otra muestra de antisemitismo en Cuba – Vigencia de nuestra pregunta 13 de 30: ¿Por qué no libera al ciudadano estadounidense Alan Gross, quien se encuentra preso en Cuba por apoyar con tecnología a la comunidad judía cubana y que constituye una advertencia a modo de escarmiento para cualquier otro que decida ser solidario con cualquier otra de las comunidades religiosas existentes?

Este domingo prediqué en la  ¨Hispania Baptist Church¨ de Naples el sermón que traje de Cuba ¨De lo último de la tierra a Jerusalén¨. También tuve el privilegio de hacerlo ya en la iglesiaestrelladebelen.com, Hialeah; en ¨Jesus Worship Center¨ ( www.iglesiadoral.org ) del Doral; en la ¨First Hispanic Presbyterian Church¨ de Tampa, y en lacasacristiana.org de Kissimmee. Cuando lo preparé y prediqué en Cuba el actual conflicto Israel-Hamás no había estallado. Pero Dios puso en mi corazón este mensaje que ahora al predicarlo en USA cobra una trascendencia que no imaginé, dadas las lamentables circunstancias en Israel y Gaza, y que mi sermón incluye un énfasis misionero por los judíos. La próxima semana estaré colgando en el blog el bosquejo de este y de los otros dos sermones que me acompañaron en mis dos viajes anteriores por USA, siempre después de haberlos predicado en Cuba.

Ruego a Dios por la paz en el Medio Oriente. Y coincido con pensamientos como el de Carlos Alberto Montaner en que Hamás es dañino tanto a palestinos como a judíos. Casi al final de mis sermón pido perdón a Dios por pecados de mi país en relación a los judíos. Allí listo:

–          El caso en 1939 del barco S.S. Saint Louis, con 900 judíos que lograron huir de Alemania, fondeado varios días frente al puerto de La Habana a la espera del permiso para los refugiados y a los que no se dejó entrar; retomado por cierto en la exitosa novela cubana «Herejes», Premio Ciudad de Zaragoza de Novela Histórica 2014, de Leonardo Padura, residente en la isla.

–          La votación en contra de la proclamación del Estado de Israel en las Naciones Unidas, único voto adverso en toda américa Latina.

–          La parcialidad a favor de los enemigos de Israel: puesto de manifiesto en la prensa oficial, y políticamente en la ausencia de relaciones diplomáticas (no hay embajada israelí aunque si la hay Palestina)

–          El éxodo de judíos de Cuba desde 1959 evidencia que no se han sentido cómodos.

Y concluyo la pequeña lista, que sin dudas pudo haber sido mucho más extensa, refiriéndome a Alan Gross, el rehén judío-norteamericano, que permanece secuestrado en La Habana, por el simple delito de proveer tecnología a la comunidad judía cubana. Antes de venir en nuestro viaje a USA lamentamos el pasado 18 de junio el fallecimiento de su madre

Gross y su esposa en Jerusalén

Gross y su esposa en Jerusalén

, víctima de cáncer, y que no pudo volver a ver a su hijo a pesar de peticiones humanitarias. Lo más cruel resulta que su caso sea comparado por sus secuestradores con el de sus cinco espías sorprendidos en USA y a todas luces este haya sido el móvil de su encierro con el propósito de realizar negociaciones.

Entre treinta preguntas que el pasado año cuestionan las supuestas libertades religiosas en la isla la trece, al igual que el resto, tristemente mantiene toda su vigencia y se dedica precisamente a este caso: ¿Por qué no libera al ciudadano estadounidense Alan Gross, quien se encuentra preso en Cuba por apoyar con tecnología a la comunidad judía cubana y que constituye una advertencia a modo de escarmiento para cualquier otro que decida ser solidario con cualquier otra de las comunidades religiosas existentes?

Que Alan Gross forme parte de la comunidad judía no es simple coincidencia. El régimen de La Habana, junto a todas sus maldades también pasará a la historia por su antisemitismo.

Portada de la novela ¨Herejes¨ de Leonardo Padura

Portada de la novela ¨Herejes¨ de Leonardo Padura

Foto en prensa norteamericana de protestas en USA reclamando la liberación de Alan Gross

Foto en prensa norteamericana de protestas en USA reclamando la liberación de Alan Gross

NO QUIERO SER EL PASTOR DE EL HOMBRE QUE AMABA LOS PERROS

Lo que terminó de complicar mi credulidad fue sin embargo, el reclamo de una necesaria humildad cristiana proclamada desde el púlpito por unos jerarcas teatrales, de cuya sinceridad empecé a dudar cuando supe de la existencia de autos, viajes al extranjero y privilegios, adquiridos a cambio del olvido del pasado, complicidad y silencio.

Recién acabo de leer la novela El hombre que amaba los perros del talentoso escritor cubano Leonardo Padura Fuentes y he quedado impresionado por el derroche de talento del novelista, lo cual, no obstante, ya tenía confirmado desde mi lectura de sus novelas anteriores.

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