Cuba, Siria y la Pascua florida de Resurrección

En las últimas semanas mi compañero de trabajo más cercano ha sido un joven sirio, sobreviviente de Alepo. La mejor amiguita de mi hija Rachel en la escuela también es una niña siria refugiada. Aunque mi coworker y yo no nos entendemos una palabra ya que por el momento él no conoce ni el abc del inglés y solo habla y escribe árabe, es increíble como la comunicación se las ingenia para tejerse puentes, especialmente cuando se proviene de circunstancias con denominadores comunes. El porqué de la identificación de Rachel también con su compañerita siria me resulta en extremo significativa. Cuando leo en la página http://saintannesdamascus.net/ de St. Anne’s Episcopal Church, de Maryland, acerca de su participación, en proyectos como Montgomery County Interfaith Refugee Resettlement Neighbors (MCIRRN) donde colabora con organizaciones como Ethiopian Community Development Council (ECDC) o Lutheran Immigration and Refugee Services (LIRS) y otras agrupaciones islámicas, cristianas y judías que se unen para ayudar. Y que en el caso específico de Islamic Center of Maryland (ICM)  colabora en el esfuerzo Interfaith Neighbors Refugee Assistance (INRA) para ayudar a familias provenientes de cinco naciones muy específicas: Siria, Afganistán, Sri Lanka, Sudán y Cuba; y nuevamente nos veo ahí, juntos, me estremezco en pensar en cómo tan alejados del Medio Oriente los cubanos hemos permitido ese cáncer con tantas metástasis en América llamado castrismo que ha puesto a correr a su propio pueblo por el mundo, como lo hacen los sirios.

Junto a mi coworker sirio; mi niña Rachel y su amiguita siria; con mi familia a la entrada del condominio en que vivimos

Salvando las distancias, las peculiaridades y la magnitud de los conflictos, me he preguntado mucho durante los últimos meses el por qué, coincidentemente son precisamente los sirios el mayor problema migratorio para Europa, y los cubanos, aun cuando seamos una pequeña isla que pretende escapar de sí misma, el problema migratorio más sonado en América. Ver las fotos de los dictadores Castro y Bashar el Assad juntos; escuchar cómo se defienden y visitan el uno al otro, con Putin como socio y protector común; en bloque con aberraciones tan grandes como lo son los totalitarismos de Corea del Norte e Irán, me lleno de rubor y vergüenza, azotándome con la pregunta de ¿cómo lo hemos permitido?

Los dictadores de Cuba y Siria

En medio de tanta hecatombe, y celebrando que mi hija o yo podamos reír con prójimos sirios olvidando por momentos las desgracias de las que provenimos, viéndonos más allá de nuestra diferentes nacionalidades o fe, como seres humanos, similares criaturas y objetos del amor de Dios, haciendo valer aquella contundente frase del emigrante cubano José Martí ¨Patria es humanidad¨; me inspiro a soñar un mundo diferente en el que todos quepamos. Y justo en una semana tan especial cuando los judíos celebran la Pascua y los cristianos el sacrificio de Jesús como Cordero pascual y su Resurrección; que nos hacen meditar en el esfuerzo de Dios para que sueños como el mío puedan realizarse; aprovecho para saludar a compañías como Unifirst Uniform donde miles de inmigrantes como mi amigo sirio o yo hemos encontrado un trabajo digno; sistemas escolares como Prince George´s County Public Schools (PGCPS) que han provisto el marco para que niños como mi Rachel o su amiguita siria puedan compartir sueños; entidades que monitorean las libertades religiosas a nivel mundial tan prestigiosas como Solidaridad Cristiana Mundial (CSW) o International Christian Concern (www.persecution.org) y organizaciones de fe o sociales como ECDC, MCIRRN, LIRS, ICM, INRA e iglesias como St. Anne’s Episcopal Church, First Baptist Church of St. Charles o la Iglesia Bautista de Waldorf, que hacen el bien sin mirar a quien, incluyendo lo mismo a sirios que a cubanos.

¡Feliz Pascua florida de Resurrección!

 

El International Religious Freedom Report for 2013 y el P. José Conrado: Vigencia de nuestra pregunta 18 de 30. ¿Por qué intenta aislar a determinados líderes religiosos impidiendo por todos los medios el acceso a ellos, como lo evidencia la detención e incluso deportación de extranjeros que intentan visitarlos, y el sacerdote católico José Conrado es un vivo ejemplo de ello?

Este 28 de julio el Departamento de Estado de los EE.UU dio a conocer su Reporte sobre Libertad Religiosa a nivel mundial. En este tipo de violaciones, como en muchas otras, no podía dejar de faltar Cuba por supuesto. En su acápite: Gobiernos que reprimen la Libertad Religiosa, está su nombre junto a Corea del Norte, Arabia Saudita, Irán, Sudán, China, Tajikistan, Turkmenistan y Uzbekistan. Que quienes desgobiernan Cuba son también violadores de este derecho humano es algo sobradamente probado, a pesar de sus esfuerzos en los últimos años por un cambio de política respecto a la religión que de intentar destruir ha pasado a intentar manipular y usar.
Nuestras treinta preguntas (formuladas ya hace casi un año apuntan a aspectos de este tipo de violaciones. Basta revisarlas una a una para percatarse que tras su formulación, lejos de tomarse nota de ello e intentar mitigar, por lo escandaloso, su validez, lejos de ello, se ha trabajado para reforzarlas. Lamentablemente todas ellas hoy se encuentran con mayor vigencia que cuando las dimos a conocer. Pienso por ejemplo en una de ellas que ahora mismo tengo fresca en mi memoria por tener que ver con una visita especial que realizara a Trinidad unos días antes del viaje que ahora realizo por USA, volviendo a poner sobre el tapete precisamente las violaciones a la libertad religiosa en Cuba.
Pronto hará un año que el sacerdote católico José Conrado fuera trasladado de la diócesis de Santiago de Cuba para la de Trinidad. Por ende hace rato que le debíamos una visita para saludarle como vecinos. Además de Yoaxis y yo la oportunidad permitió que el activo laico católico de Caibarién, Amador Blanco Hernández, y el protestante camajuanense Leonardo Alonso, ambos muy activos en los eventos convocados por Patmos en el centro de la isla también participasen. Por supuesto qua la pregunta veintiocho de las treinta fue objeto de nuestro encuentro. Queríamos saber si al menos podíamos retirar su nombre como ejemplo de líderes religiosos que el régimen intenta aislar con diversos métodos. Aunque le escuchamos y reforzamos nuestra posición no eran necesarios sus argumentos. Desde que llegamos nos dimos perfectamente cuenta de la cámara de video colocada adrede y de manera totalmente visible espiando la entrada a la casa pastoral junto a la parroquia. ¨La colocaron justo un mes después de mi llegada a Trinidad, y lo hicieron de manera que todo el mundo se diese cuenta que lo estaban haciendo. Todo el que entra aquí se percata enseguida que la Seguridad del Estado sabe que lo ha hecho¨_ nos comentó resignado. ¨Ustedes llegaron porque son cubanos como yo, al extranjero que intente acercárseme enseguida lo interrogan o hasta deportan¨. Preocupados por la falta de comunicación nos respondió que aunque ya había pedido revisión su correo electrónico asignado por la iglesia solo estaba permitiéndole recibir mensajes, pero los suyos no llegaban a sus destinatarios, otro vestigio adicional del aislamiento a este valioso hombre de Dios. Nuestra charla no solo versó sobre estas violaciones. Con maestría el P. Conrado nos habló acerca de lo que denomina ¨indefención aprehendida¨ o ¨desesperanza inducida¨, citando a Martin Seliman, enfermedad social de la que padece nuestro pueblo que estamos determinados a curar.
Aunque no existieran las otras veintinueve preguntas ni la realidad abrumadora que con creces las supera, el solo caso del P. José Conrado ahora en Trinidad sería suficiente para incluir como violador de libertad religiosa a quienes mancillan por más de cincuenta años los derechos de los cubanos, tanto en reportes como este del Departamento de Estado de los EE.UU. como en los de cualquier otra entidad que se exprese al respecto. Pero lo que más inspira es que, a pesar de estas realidades, profetas como José Conrado continúan encarnando a la iglesia que Dios quiere en Cuba, sin importar las consecuencias.

En Trinidad con el P. José Conrado

En Trinidad con el P. José Conrado

con j. conrado 1

La solidaridad polaca

La solidaridad entre las dictaduras

La solidaridad entre las dictaduras

Hace veinticuatro años que Polonia se despojó del comunismo salvaje e intenta edificar mancomunadamente una sociedad en democracia. Que organizaciones polacas tan prestigiosas como la Fundación Lech Walesa inviten a conocer su país y sus experiencias a cubanos como yo, constituye un gesto que dice mucho de ellos. No les basta con su libertad, la desean también para otras naciones que, como Cuba, sufren cualquiera de las variantes de regímenes opresivos.

Desde mi primer día activo en Varsovia, el lunes 3 de junio, comprobé que esta solidaridad no es exclusiva para Cuba. En la tarde de ese día Maciek Kuziemski nos compartió a petición del Instituto Lech Walesa la disertación: ¨Birmania: Medios de comunicación y lucha no violenta¨, que no solo informó en detalle sobre la historia de la dictadura militar en ese país y su situación actual, sino que también dejó muy claras la preocupación y solidaridad polacas por los destinos del país asiático. Un programa similar tuvo lugar en la tarde del viernes 7 de junio, pero teniendo como punto de mira al pueblo iraní, esta vez la conferencia fue: ¨Irán: la sociedad civil y el régimen¨, impartida por un activista del Instituto cuya pasión por la libertad en Irán era más que evidente. Fue edificante constatar también el apoyo solidario que brindan a su vecina, la oposición bielorrusa, que intenta librar a su país del tirano Lukashenko; esto me fue particularmente evidente en la visita realizada el 6 de junio a los estudios de TV Belsat donde bielorrusos exilados tienen la posibilidad de preparar una programación altamente demandada en su país que desenmascara el control de la administración impuesta y propaga la filosofía de la noviolencia que más pronto que tarde está llamada a conseguir lo mismo que logró Otpor en Servia.

Conocer y experimentar en mí mismo la solidaridad polaca enfocada en las sociedades civiles de países sin democracia como el mío, Birmania, Irán o Bielorrusia; y conocer muy bien las redes existentes entre todos estos regímenes autoritarios no me preparó lo suficiente para recibir noticias indignantes, apenas unos días después de mi regreso a Cuba. Nicolás Maduro encontrándose y estableciendo acuerdos con su par Alexander Lukashenko en Bielorrusia el 2 de julio, y apenas el día anterior, Raúl Castro recibiendo desvergonzadamente, y a invitación de sus Fuerzas Armadas Revolucionarias, al General de Ejército Kim Kyok Sik, jefe del terrorista Estado Mayor General de Corea del Norte. En medio de estas inconcebibles y tan repudiables complicidades me genera esperanza por contraste mi experiencia en Polonia, donde evidentemente el concepto cristiano del movimiento Solidaridad: -no solo me interesa mi vida, sino también la de los otros- trasciende los marcos individuales para convertirse en asunto prioritario de la política exterior de esa nación que tan hondo conoció la intolerancia y que por tanto puede comprender tan bien a quienes todavía la sufrimos. Ojalá que Polonia nunca olvide su duro pasado y no anteponga jamás a su preocupación por la libertad y los derechos humanos en el mundo, intereses económicos o de cualquier otro tipo, que como en relación a China ya comienza a preocuparnos.